Existe en la Suprema Corte de Justicia de la Nación una comisión de receso. En efecto, de receso, es decir, para atender en periodos vacacionales los casos urgentes, como las acciones electorales y la admisión de controversias únicamente cuando estas llevan solicitud de suspensión.

Todo lo demás, esto es, lo no urgente, únicamente se recibe y se reserva para el momento en que se reanuda el siguiente periodo ordinario de labores en la corte suprema.

La comisión de receso la integran dos ministras, la regiomontana Margarita Ríos-Farjat y la capitalina Yazmín Esquivel Mossa.

Si en estos días navideños se presentara una acción o controversia de inconstitucionalidad relacionada con el que el pasado viernes votó el consejo general del INE —posponer los trabajos relacionados con la consulta de revocación de mandato—, la comisión de receso podría: admitirla, desecharla, otorgar o no la suspensión o dejar que se decida su admisión al regreso de las actividades laborales normales en la SCJN.

Si bien la comisión de receso no resuelve el fondo de los asuntos que le llegan, puede sin duda suspender la medida que alguien considere inconstitucional. Esto es importante destacarlo porque ya han anunciado diputadas y diputados de Morena que presentarán una acción o controversia de inconstitucionalidad contra lo acordado por el INE.

En tal caso, las ministras Ríos-Farjat y Esquivel pueden suspender, si piensan que es lo correcto, el acuerdo del Instituto Nacional Electoral.

¿Suspender lo acordado en el INE? Sí, vale decir, invalidar su aplicación en tanto se resuelve el fondo del asunto.

En otras palabras, si la comisión de receso así lo decide, puede suspender lo acordado por seis consejeros y consejeras del Instituto Nacional Electoral, lo que obligaría al INE a seguir trabajando en la organización de la consulta de revocación de mandato, que es lo que Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, por pura politiquería, nomás no quieren hacer.

El hecho es que dos ministras, Margarita Ríos-Farjat y Yazmín Esquivel Mossa, pueden empezar a poner orden en el INE que parece haber extraviado su obligación de imparcialidad en las disputas electorales y en general políticas.

Confío en que el buen juicio, el patriotismo, el respeto al Estado de derecho y el amor a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de ambas ministras suspenda el acuerdo absolutamente politiquero de seis consejeros y consejeras del INE que no actúan como árbitros o árbitras electorales, sino como activistas de la más radical oposición al presidente López Obrador y a la 4T.

Si Córdova y Murayama quieren ser candidatos en 2024, que lo sean, pero que dejen el silbato, renuncien a ser árbitros y abiertamente se pongan a jugar defendiendo la camiseta del PAN, el PRI, MC o del instituto político que más les guste. Es lo único decente que pueden hacer; la duda es si verdaderamente son hombres capaces de entender el significado de la decencia.