“En éste ocaso de mi vida sólo un deseo me queda: La dicha de mi país, la dicha de los míos”

Porfirio Díaz

Me resultó muy interesante el programa televisivo en el que el bisnieto y la bisnieta de Don Porfirio Díaz hablaron de su historia y de su legado, se sentía en ambos descendientes, al hablar de su bisabuelo, el honor y el orgullo de su nombre y de su herencia.

El legado a México del General Porfirio Díaz, alumno, amigo, y hermano fraternal del mismo Benito Juárez, es innegable, mandó acuñar la moneda circulante más cara del planeta en oro puro de México para conmemorar el centenario de la Independencia que a él le tocaría vivir como Presidente, llamada precisamente: centenario, con valor de 50 pesos; durante más de 30 años en la presidencia de México pudo cambiar la perspectiva mundial hacia nosotros para bien, México durante su gobierno era un país productivo y reconocido; construyó una de las redes ferroviarias mas modernas de su época, edificó el Palacio de Bellas Artes, enalteció las relaciones diplomáticas y comerciales con la actual potencia mundial llamada China, fue admirado por el inventor Thomas Alva Edison, comenzó a administrar el petróleo y los recursos mineros para beneficio nacional, y realizó infinidad de obras y proyectos más, pero su manejo del poder tan prolongado, que no ha sido fácil para ningún líder durante toda la Historia de la Humanidad, incluyendo al mismo Napoleón Bonaparte, desembocó un movimiento social, llamado Revolución Mexicana, que aunque inentendible moralmente para muchos hasta ahora, consecuente.

Y claro que la vida y obras de Don Porfirio Díaz se opacaron con la Revolución Mexicana, así como también se debieron haber opacado y desaparecido las leyes que hubiera promulgado como Presidente de México, ya que precisamente en eso consistió la Revolución Mexicana, reconocida ahora como Tercera Transformación, en derrocarlo, para así acabar con su sistema político que se convirtió en dictatorial casi exclusivamente por su duración de más de 30 años en el poder, y sustitutorlo, como sucedió, con la filosofía política y moral no re-eleccionista de Francisco I. Madero y de Venustiano Carranza, dos grandes hombres que permanecieron como tales, el primero retratado actualmente en los billetes de 1000 pesos, y el segundo en los de 100 de antes.

Pero a pesar de todo, como ya lo he comentado personalmente y en mis programas de radio, si sería conveniente, por correspondencia jurídica e histórica, repatriar los restos de Don Porfirio Díaz de Francia, y quizá no cumplir con su sueño de que se depositen en su casa de Oaxaca, más bien, en el mismo Monumento a la Revolución, junto a Madero, junto a Carranza, y junto a Lázaro Cárdenas, ya que fue él quien lo mandó construir como la sala de Los pasos perdidos del Palacio Legislativo, y fue también él quien condicionó que México se revolucionara así, y donde se logró, aunque tardíamente, que se depositaran los restos del General Francisco Villa, a pesar de todo, y contra todo lo ocurrido.

Finalmente, la ideología de la Cuarta Transformación debería ser de continuidad, de principios morales, estructurales y progresistas, como lo soñaron los grandes hombres que han forjado a ésta gran nación llamada México, incluyendo, innegablemente en base al presente ensayo, a Don Porfirio Díaz.

Alberto Halabe en Twitter: @cancercuretop2