Desde la absurda (y suicida) contratación del colombiano Juan Carlos Osorio en medio del proceso al Mundial de Rusia 2018, personaje mediocre el cual ya había pasado por el futbol mexicano, con el único logro de hundir al Puebla en la tabla porcentual, y en el que en su momento se habló del pago de una multimillonaria cláusula de rescisión al club brasileño que por entonces dirigía, y de lo que, misteriosamente luego, ni una palabra de información se pudo saber, dejando en entredicho cualquier viso de honestidad en dicha transacción, hasta la multimillonaria suma que se llevará el recién despedido Diego Cocca por dirigir tan solo siete partidos, que es, ni más ni menos ha trasciendido, de cinco millones de dólares por la rescisión de su contrato, pasando por las recientes y más que dudosas actuaciones de los clubes Pachuca y León (del mismo grupo propietario) en las que las actuaciones de sus respectivos porteros y defensas dan no poco de que (MAL) pensar, quizás una cuestión de apuestas o a saber la razón de esos poco menos que evidentes amañaños.

Es muy sencillo hacerse de una fortuna por medio de las cláusulas de rescisión, donde varios de los involucrados se verían beneficiados de semejantes cantidades en la repartición del botín, y es que se ha sabido de inconformidad de parte de los futbolistas debido a decisiones y medidas sin ton ni son de parte del ex DT argentino Diego Cocca al frente de la Selección Mexicana, por ejemplo, el hacerles sobre entrenar hasta por más de tres horas a todo vapor, bajo el sol quemante del verano y muy poco antes de cada partido. Más puntualmente, en el que se jugó y perdió de forma humillante contra los Estados Unidos. No es pues, que los futbolistas “le hayan tendido la cama” (jugar mal a propósito, para provocar su cese) sino que incluso aquí en este caso sería justo al contrario, es decir, el entrenador habría ‘reventado’ a los futbolistas con el fin de perder y así poder consumar la felonía del multimillonario cobro, de parte de un muy reducido grupo de propietarios de Clubes.

Aquí aplicaría el “piensa mal y acertarás”, que de ser cierta la versión que me atrevo a sugerir, volverían a poner en su sitio todos los cuentos, que no son sino leyendas urbanas, en cuanto a supuestos malos manejos en el pasado, con el América y Televisa como ya improbables protagonistas.