Este lunes, el Auditorio Nacional se convirtió en la sede del cuarto informe de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Al evento asistieron varias miles de personas, entre ellas, personajes importantes de la política mexicana y funcionarios federales como Alejandra Fraustro, Hugo López Gatell, Alejandro Encinas, Luisa María Alcalde, Rosa Icela Rodríguez, así como varios gobernadores y gobernadoras de los estados, incluyendo a Samuel García. 

Del mismo modo, en dicho evento, hubo figuras ausentes muy particulares como por ejemplo el secretario de Gobernación Adán Augusto López, el canciller Marcelo Ebrard y el senador Ricardo Monreal. Aún así, está claro que, al menos durante unas horas, las figuras más importantes del país estuvieron presentes en el informe de la jefa de gobierno.

Algunos medios como Latinus publicaron que en el informe había sido un acto de “derroche”, sin embargo, la realidad no podría estar más alejada de eso, pues el escenario fue bastante sobrio, un poco desorganizado, sin muchas luces ni pantallas, ni tampoco moderación por personas mediáticas, siendo el único acto de entretenimiento el de Eugenia León, talentosa cantante conocida, entre otras cosas, por presentarse en eventos de la Morena y del gobierno federal como la conferencia mañanera.

Otra cosa peculiar del acto fueron los halagos a gritos por parte de un grupo de mujeres a Omar García Harfuch, muy similares a los que le hacían a Peña Nieto en su momento; “¡papasito!” “¡guapo!”, dejando en claro que su emblema hoy es el magnetismos que tiene con las señoras. De igual forma, cabe señalar que ningún secretario de gobierno local se quedó atrás, pues todos traían sus respectivas porras, siendo la de la jefa de gobierno que más hacía ruido al grito de “¡presidenta! ¡presidenta!”

Los ejes de su discurso presentado fueron la seguridad; destacándose la reducción del 53 por ciento de los homicidio dolosos ocurridos en la ciudad: de mil 143 a 536. La agenda de género, pues durante su gobierno se colocaron 14 esculturas de mujeres relevantes para la historia de México en Paseo de la Reforma, aunque aun así faltó hablar sobre las cifras de feminicidio. También se destacó la estrategia de infraestructura, movilidad  y conectividad de la ciudad con más de 82 mil acciones a favor de la ciudadanía a través del Instituto de Vivienda, Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5); y por supuesto también habló sobre el manejo de la pandemia, asegurando que se logró combatir al coronavirus a través de un sistema de salud gratuito e integral, aplicando 23 millones 200 mil vacunas en la capital. Todo esto, haciendo muy evidente una línea discursiva de izquierda.

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Además de las cifras y avances, la jefa de gobierno hizo un llamado a las niñas para que sigan sus sueños y diciéndole a la juventud que su misión es “mostrar a los jóvenes y a los niños que el camino de tender la mano”. Sin embargo, pese a estos mensajes era evidente que el informe no era realmente para la gente joven, no solo porque no hubo figuras jóvenes importantes de la cultura, ya ni como acto en el evento, sino también por el lenguaje y la hechura del evento que se veía bastante trasnochado. Y es aquí donde se vuelve preciso cambiar la mirada de estos eventos protocolarios, cerrados, solemnes y renovarlos con la presencia de nuevas caras ocupando los micrófonos, música nueva, menos tela guinda y más abierto. Esto solo lo puede hacer quien no lleva años organizando el mismo formato de evento partidista, necesitan escuchar gente nueva y joven.

El informe de Sheinbaum fue una entrega ciudadana frente a sus simpatizantes y funcionarios de alto rango y aún se espera una gira para presentarlo en distintas alcaldías de la capital mexicana antes de la entrega oficial en el Congreso local, el próximo viernes.