Es chistoso el senador Germán Martínez. Escribió un artículo —lo difundió en Reforma— para admitir que en el trabajo presentado por Xóchitl Gálvez para titularse “existen, ciertamente, párrafos copiados”. Son bastantes, por cierto, pero al legislador le parecen poquitos, de plano insignificantes.

Además de ello, Germán —entusiasta partidario de Xóchitl— compara lo hecho por la candidata de la derecha empresarial con la famosa tesis de la ministra Yasmín Esquivel, quien copió también bastantes párrafos.

Antes de continuar lo admitiré: Yasmín copió más párrafos que Xóchitl. Esta es una verdad que está siendo usada, indebidamente, para defender a la candidata del frente PRI, PAN, PRD.

Tal defensa me recuerda la confesión de Layín, aquel presidente municipal de San Blas, Nayarit: “Sí robé, pero poquito”.

De eso, de que una copió poquito y la otra mucho trata el artículo de don Germán difundido en el periódico propiedad del talentoso empresario Alejandro Junco de la Vega —por cierto, este hombre de negocios ha sido mencionado como uno de los principales promotores de la candidatura de Xóchitl, lo que es su derecho—.

La conclusión del texto del senador Martínez es lamentable: Yasmín Esquivel es culpable por copiona; Xóchitl Gálvez, en cambio, es inocente porque “trabajó”. Así dice: “Xóchitl trabajó”.

Semejante disparate solo se le pudo haber ocurrido a don Germán porque ayer, en la comida, le quitó la i a la palabra copiar y le puso la e. El oficio de copear siempre inspira y pone creativos a los intelectuales más lúcidos, especialmente a aquellos que tanto han convivido con un reconocido experto en la materia como Felipe Calderón.

El principal diccionario de la Real Academia Española dice que copear en México significa “emborracharse, hasta trastornarse los sentidos”. ¡Salud, Germán!