Envalentonada al darse cuenta de que no existen figuras de peso en la oposición a la cuál hoy pertenece, y que le pudieran competir la candidatura presidencial del 2024 que tanto anhela, la Senadora neopanista Lilly Téllez parece haberse puesto como propósito generar polémica y dar de que hablar a como dé lugar, aunque para hacerlo, haga a un lado sus obligaciones políticas con tal de saciar sus ambiciones personales.

No es algo nuevo, la periodista convertida en política de ocasión ha dejado en evidencia durante su breve carrera en el Senado, que su prioridad es montar un show en el cuál ella pueda ser la protagonista, y para eso, no hay nada más fácil como salir a gritar, descalificar y hasta ofender (mereciéndolo o no), a todo aquel personaje del oficialismo que le haga ganar unos cuantos likes entre los detractores del actual gobierno.

A la productora, guionista y directora de su propio show, parece que se le olvida de vez en cuando que hoy pertenece a un partido político al que se le acomodan muchas de las críticas y señalamientos que a diario hace de los resultados del obradorismo. Lo que lejos de ayudar, solo sirve la mesa para que los fieles seguidores del actual régimen puedan contestarle, nivelar la balanza, y hacer que su crítica no cause merma alguna en las preferencias electorales de la población.

Lilly, quien ahora se muestra sorprendida por el actuar de un mandatario que durante más de 20 años ha tenido el mismo discurso e ideas que ella misma apoyó para llegar al Senado en 2018, no ha buscado cabildear, gestionar, legislar, ni hacer un trabajo político que le permita darle resultados a sus electores; porque eso es mucho más difícil, que ponerse frente a su celular a profanar insultos a cuanto personaje se encuentre y que ella considere de relevancia tal, que le puedan generar la notoriedad que está buscando.

En su exasperación por convertirse en una opción viable de la oposición para encabezar su proyecto rumbo al 2024, la sonorense empieza a recibir críticas hasta de sus más radicales aliados, como Javier Lozano, el ex Secretario del Trabajo durante el sexenio de Felipe Calderón, quien no estuvo de acuerdo con la manera en que Téllez se refirió a Citlalli Hernández en un tuit en el que desatinada y corrientemente cuestionaba sus tentaciones por los tacos.

No sé si el PAN que hoy la cobija, tenga una salida para contener una posible rabieta de Lilly, cuando no le terminen dando la candidatura que hoy cree merecer. Porque no hay que olvidar que el que traiciona una vez, lo hace dos, tres, y mucho más veces. Mientras, el circo de Téllez seguirá mermando a una oposición que no ha construido una narrativa sólida, y que no ha encontrado el apoyo ni logra conciliar a su misma gente.