En mis lecturas sobre relaciones internacionales y la realidad política de diversos países, he podido analizar la manera en la que muchos de ellos pierden oportunidades valiosas. Siempre me pregunto ¿por qué las naciones desperdician un tiempo precioso en lugar de aprovechar la coyuntura del presente y abordar los desafíos futuros?

El tiempo es un recurso finito e invaluable, especialmente para las naciones que buscan crecimiento y desarrollo sostenibles. Sin embargo, a lo largo de la historia, muchos países han desperdiciado oportunidades en varios frentes, sin abordar desafíos críticos y obstaculizando su progreso.

  • Uno de los principales culpables de la pérdida de tiempo es la polarización, la inestabilidad política y el estancamiento. Autoritarismo, concentración de liderazgos, gobiernos inestables y disputas partidistas desvían mucho tiempo y recursos que podrían haberse dedicado a cuestiones esenciales. Esto inhibe la planificación e implementación de las políticas públicas necesarias para el desarrollo sostenible.
  • La corrupción y la mala gestión de los recursos son perjudiciales para el progreso de una nación. Cuando los fondos públicos se desvían para beneficio personal, o se asignan incorrectamente debido a ineficiencias o incompetencia, los proyectos cruciales se retrasan o abandonan. El tiempo que podría haberse utilizado para mejorar la infraestructura, la educación y la atención médica se desperdicia, perpetuando un ciclo de subdesarrollo.
  • El pensamiento a corto plazo y las políticas populistas son trampas comunes que obstaculizan el progreso de una nación. Los líderes que priorizan las ganancias inmediatas sobre la sostenibilidad a largo plazo pueden ganar popularidad, pero a menudo descuidan inversiones cruciales en áreas como educación, investigación e innovación. Esta miopía conduce a la pérdida de oportunidades de crecimiento y desarrollo futuros.
  • El activo más valioso de una nación es su gente. Sin embargo, algunos países descuidan las inversiones en educación y capital humano, lo que genera una fuerza laboral menos calificada y productiva. Si no se prioriza la educación y el desarrollo de habilidades, se desperdicia el potencial de los jóvenes y se socava la capacidad de innovación y competitividad del país en el escenario mundial.
  • Las consecuencias del descuido ambiental son cada vez más evidentes. Las naciones que no abordan los desafíos ambientales, como el cambio climático, la deforestación y la contaminación, corren el riesgo de sufrir graves repercusiones ecológicas y económicas en el futuro. Al posponer acciones y políticas, estos países pierden un tiempo valioso en la transición hacia economías sostenibles y más verdes.
  • En la era digital, la tecnología juega un papel fundamental en la configuración del progreso económico y el desarrollo social. Las naciones que se niegan a adoptar e invertir en avances tecnológicos corren el riesgo de quedarse atrás en un panorama global en rápida evolución. Retrasar la adopción de tecnología no sólo es una pérdida de tiempo, sino que también deja al país vulnerable al estancamiento económico y al aislamiento.
  • La falta de inversión en el desarrollo de infraestructura sofoca el crecimiento económico y obstaculiza el desarrollo general. Los retrasos en la construcción y el mantenimiento de carreteras, puentes, puertos e instalaciones públicas dificultan el comercio, la productividad y la calidad de vida de los ciudadanos.

Las campañas políticas juegan un papel crucial en la configuración del futuro de las naciones, ya que permiten a los ciudadanos tomar decisiones informadas sobre sus líderes y políticas. Idealmente, las campañas presidenciales deberían enfocarse en abordar problemas nacionales apremiantes y proponer soluciones. Sin embargo, algunos países han sufrido campañas políticas que se concentraron en asuntos personales y triviales, desviando la atención de las cuestiones esenciales y perdiendo un tiempo precioso:

Estados Unidos:

La carrera presidencial de 2016 fue testigo de casos de candidatos que intercambiaron insultos y participaron en debates superficiales en lugar de abordar temas vitales como la atención médica, la educación y la desigualdad de ingresos. Los ataques personales y cuestiones como la apariencia física de los candidatos ocuparon un lugar central, distrayendo a los votantes de los asuntos urgentes que demandaban su atención.

Filipinas:

En las elecciones presidenciales de 2016, en lugar de delinear estrategias claras para abordar la pobreza, la corrupción y el desarrollo de infraestructura, los candidatos se enfocaron en difamar el carácter e intercambiar acusaciones. La campaña se convirtió en un espectáculo, con apodos despectivos y calumnias que dominaron el discurso, desviando la atención de la nación de los debates significativos.

Italia:

En las elecciones generales de 2001, los partidos políticos recurrieron a ataques personales y escándalos en lugar de discutir temas esenciales como la reforma económica y el desempleo. Tales tácticas socavaron la capacidad del electorado para tomar decisiones informadas e impidieron el progreso en asuntos políticos vitales.

India:

En las elecciones generales de 2014, varios candidatos se involucraron en calumnias y difamaciones, desviando la atención de asuntos urgentes como el alivio de la pobreza, la reforma educativa y el desarrollo de infraestructura. Los votantes quedaron desilusionados cuando las campañas se convirtieron en insultos y chismes, en lugar de discusiones políticas sustantivas.

Brasil:

La carrera presidencial de 2018 se destacó por los acalorados ataques personales y los asuntos triviales que ganaron más atención que las políticas sustantivas. El enfoque en el sensacionalismo desvió la atención del electorado de discusiones vitales sobre seguridad pública, atención médica y estabilidad económica.

Las campañas políticas presidenciales deberían ser un momento para que las naciones participen en debates significativos y productivos sobre su futuro. Las conclusiones de mis lecturas sobre características de campañas presidenciales exitosas en otros países son:

  • Una visión clara y bien definida para el futuro de la nación. El candidato articula un plan integral que aborda los desafíos del país y describe propuestas de políticas específicas para el crecimiento económico, el bienestar social, la atención médica, la educación, la sostenibilidad ambiental. Esta visión proporciona a los votantes una comprensión tangible de las metas y prioridades del candidato.
  • Debates orientados a políticas en lugar de ataques personales o asuntos triviales. Los candidatos deben participar en debates que se centren en las soluciones para los problemas del país. Al abordar cuestiones políticas concretas, los candidatos demuestran su seriedad y competencia, fomentando un electorado informado.
  • La honestidad y la transparencia son vitales. Los candidatos deben ser francos sobre sus intenciones y revelar sus fuentes de financiación y los posibles conflictos de interés. La apertura ayuda a crear confianza con el electorado, reforzando la creencia de que el candidato tiene en mente los mejores intereses de la nación.
  • Una campaña exitosa debe aspirar a ser inclusiva y unificadora. El candidato debe esforzarse por unir a las personas y trascender las divisiones partidistas. Al promover la unidad y la inclusión, la campaña puede atraer a una gama más amplia de votantes y promover un sentido de cohesión nacional.
  • Los candidatos eficaces demuestran empatía y comprensión de los desafíos que enfrentan los diferentes segmentos de la sociedad. Escuchan las preocupaciones de los ciudadanos comunes y muestran un interés genuino por su bienestar. Al conectarse con las personas a nivel personal, los candidatos pueden construir relaciones más sólidas con los votantes.
  • Enfoque en soluciones prospectivas en lugar de detenerse en fallas pasadas o retórica negativa. El candidato debe presentar una perspectiva positiva e inspirar esperanza en el electorado, ofreciendo un camino hacia un futuro mejor.
  • Estrategia, organización y comunicación. El candidato necesita un sólido equipo de campaña para comunicar su mensaje de manera efectiva, movilizar a los partidarios y asignar recursos de manera eficiente.
  • Adaptación y respuesta a las circunstancias cambiantes. A medida que surjan nuevos desafíos u oportunidades durante la campaña, el candidato debe estar dispuesto a ajustar su enfoque y responder a los problemas emergentes de manera oportuna.
  • El apoyo de base auténtico es un indicador poderoso de una campaña exitosa. Cuando un candidato obtiene un apoyo significativo de ciudadanos comunes y voluntarios, demuestra una conexión genuina con la gente.
  • Participar en debates públicos y asambleas permite a los candidatos presentar su visión directamente a los ciudadanos y responder preguntas e inquietudes. Esta accesibilidad refuerza la transparencia y la apertura.

El tiempo es un recurso invaluable que las naciones deben utilizar sabiamente para enfrentar los desafíos futuros de crecimiento y desarrollo. Desafortunadamente, muchos países se encuentran desperdiciando un tiempo precioso debido a la polarización, la inestabilidad política, la corrupción, el pensamiento a corto plazo, el descuido de la educación, la negligencia ante los problemas ambientales y la falta de preparación ante los avances tecnológicos. Estas oportunidades desperdiciadas tienen graves consecuencias: obstaculizan el progreso de una nación y dejan a sus ciudadanos vulnerables ante el estancamiento y el subdesarrollo.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino