El futbol es un negocio, eso ni se necesita repetir. Por eso ha sido atinado el que clubes que aún en México se gestionaban cómo A.C.s, como en su momento las Chivas del Guadalajara ó el Atlas, se vendieran y se convirtieran en una S.A. Lo mismo los Tigres, que son de una entidad no privada, como la Universidad Autónoma de Nuevo León, hayan tomado hace unos años la mejor decisión en toda la historia de la franquicia: rentarla a la iniciativa privada: A “Sinergia Deportiva”, filial del gigante Cemex, que desde que maneja al Club, este ha devenido en un gigante continental, llegando a jugar ya una final de mundial de clubes.

Quizás faltaría que los Pumas de la UNAM dieran un paso similar. Hace no mucho se llegó a comentar que Grupo Carso tomará las riendas del equipo, en un esquema similar al de los Tigres/Cemex. Y es que ya Arturo Elias Ayub, yerno del ingeniero Slim fue presidente del patronato que lleva las riendas del Club de futbol, llevándolo quizás a vivir su mejor época en cuanto a resultados deportivos se refiere.

Dado todo lo anterior, no se entiende cómo el Guadalajara, uno de los cuatro equipos grandes de México en todos sentidos (hasta ahora, ojo) haya estado tan lejos de convertirse en el “mejor equipo del mundo”, como lo prometió el fanfarrón nuevo rico, completamente ajeno al mundillo del futbol, Jorge Vergara, cuándo logró adquirir al “rebaño sagrado”.

El estilo del finado señor Vergara fue, casi, el de un (hoy ya preso) Fidel Kuri, propietario del Veracruz: altanero, soberbio y prepotente, dándose el lujo de la grosería pública a la hora de prescindir de los servicios de jugadores, entrenadores y directivos. Exhibió tanto al símbolo nacional Fernando Quirarte como a uno de escala mundial como lo fue el ya desaparecido Johan Cruyff, quien revolucionó al balompié mundial, en todas sus facetas desempeñadas: jugador, entrenador y directivo. En fin, que el respeto y la humildad de Vergara padre nunca fue su fuerte y seguramente su legado al futbol mexicano sea sólo el bellísimo estadio que construyó e inauguró en 2010 en Zapopan.

Hoy, su único hijo varón, Amaury Vergara, tomó el control del Club, a diferencia del padre, Amaury es de trato sencillo y afable. Sí, pero su entusiasmo por el futbol realmente es muy difícil que lo tenga tampoco, eso no se oculta, se le nota. El joven es de profesión cineasta, y nunca se le vió acompañando a su papá, fogueándose en el tan apasionante trabajo que hoy desempeña. Sus pésimos armados del equipo, torneo a torneo, la aparente nula atención a las fuerzas básicas y el afán por desprenderse, lo más pronto posible por lo poco que produce, más la adquisición de muy pocos jugadores, y estos mismos llegar con una ilusión más actuada que los participantes en las películas del director de cine Amaury Vergara.

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Siempre se dijo, y no sin razón, que Chivas era una suerte de termómetro para el futbol mexicano. Hoy, no lo creo así, su errático manejo deja mucho que desear, y no es casualidad que el Guadalajara haya sido de los principales impulsores de una de las peores medidas que se han visto en el futbol mexicano, en cuanto a su nivel deportivo: la eliminación (así sea temporal) del descenso/ascenso.

Bien haría, pues, el señor Amaury, en pensar seriamente en vender ese negocio, a algún grupo que sea encabezado, para empezar, por alguien apasionado por el futbol, o de pérdida, dejar por completo su gestión en manos de gente del medio futbolístico, cosa que luce casi imposible, dado que nunca han respetado siquiera los Vergara la autonomía de sus directores deportivos.

La imposición en la dirección técnica de un chamaco que jamás jugó al futbol y que sí se abrió paso en el como director técnico y aún directivo valiéndose de sus relaciones como miembro de la élite empresarial de este país, es el mejor ejemplo. Que sepan Amaury Vergara y Marcelo Michel Leaño una cosa: para ser campeón de México, de Europa y/o del mundo, como lo afirmó que lo sería como entrenador Leaño, no basta con “decretarlo”, a tono con la moda del “coaching” famoso, o también recientemente bautizado cómo “pensamiento mágico-pendejo”.