Todo mal en el penoso caso de la acusación de plagio de la tesis de licenciatura de la ministra Yasmín Esquivel.
Mal, el rector de la UNAM, Enrique Graue, al comprometer el prestigio de la principal universidad del país. Mal, Andrés Manuel López Obrador que embistió a toda la institución. Mal, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, que genera más incertidumbre que certeza en este expediente. Pero sobre todo, mal, la ministra Esquivel que privilegia sus intereses personales respecto a la ética que un integrante de la Suprema Corte de Justicia debe tener.
Frente al gobierno de AMLO, el rector Graue nada de muertito. Así lo hizo durante la pandemia. Durante dos años, la UNAM estuvo paralizada, justo en los momentos cuando México necesitaba a los universitarios en las calles, en los hospitales; asistiendo a la sociedad. Simplemente, las autoridades universitarias siguieron al píe de la letra las medidas de distanciamiento social. Esto fue correcto, era lo que se esperaba de la IBERO, del Tecnológico de Monterrey, del ITAM, no de la UNAM, del IPN o de la UAM. No hablo de seguir a ciegas las indicaciones de Hugo López-Gatell, sino del compromiso social de la universidad pública. Muchos integrantes de la comunidad universitaria se sumaron en lo individual, pero no como institución.
¿Cuál es el debido proceso en el caso de plagio de una tesis? ¿Qué tiene que hacer la parte agraviada? ¿Quién es la parte agraviada? ¿La UNAM persigue de oficio estos casos?
En el expediente de la ministra Esquivel, la UNAM primero no dijo nada, después exageró en su reacción. Pasó la papa caliente a la FES Aragón, la FES emitió un dictamen que envió al rector y éste a su vez al abogado general que concluyó que la ministra Esquivel había plagiado su tesis, pero sin ninguna consecuencia. Paso el tema a la SEP, la SEP se lo regresó a la UNAM. Sin justificación clara, despidió a la asesora de tesis de la ministra. Después, ante la inconformidad de integrantes de su comunidad, una comisión del Consejo Universitario analiza el tema.
El asunto no puede quedar sin definición. El prestigio de la UNAM está en entredicho. La prioridad para la UNAM, no es quedar bien o pelearse con AMLO o quitarle el título a la ministra, sino proteger a su comunidad; a sus académicos, a sus alumnos y sus egresados.
AMLO ha sido particularmente injusto con la UNAM. Mete en un mismo saco a las autoridades universitarias que a la comunidad en su conjunto. Hay que recordarle siempre, que cuando él todavía defendía la permanencia del PRI en el poder, varias generaciones de universitarios defendieron la autonomía y la gratuidad de la educación superior, una de esas universitarias fue Claudia Sheinbaum. Pero sobre todo, hace mal al defender a toda costa a una persona y no a las instituciones del país.
La ministra Esquivel dice que no plagió su tesis, sino que fue al contrario. No le creo, pero tiene derecho y la obligación de demostrarlo. ¿Cuál sería el procedimiento? Sería el juicio civil que ya inició. La Fiscalía tendría que citar al supuesto plagiador, a la asesora de tesis, al resto del jurado de tesis y a la UNAM. La ministra dice que la plagiaron, pero realmente tiene que demostrar que es la autora original de su tesis. Si no puede demostrarlo, no podría permanecer en la SCJN. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.