La medida de compensación promovida por la Federación resultó una manzana de discordia. Lejos de lograr su cometido de revalorizar la profesión docente y calmar la animadversión de ese gremio ante sus críticas condiciones, la iniciativa terminó por enfurecerlos.
Sucedió que los más de 42 mil millones adicionales que el presidente Obrador atinadamente dispuso aumentar al presupuesto educativo para mejorar el salario del magisterio, y permitir que ninguno gane menos de 16 mil pesos, benefició solo a una minoría, pues el grueso de los que recibió el estímulo fueron trabajadores con categoría de Personal de Apoyo Administrativo a la Educación (PAAE).
Aunque el resultado es loable al contribuir con la economía de un sector de trabajadores, la medida generó una nueva herida al magisterio que ahora demanda equidad, y abrió un nuevo frente hacia los PAAE, a quienes se les ha calificado injustamente de que su función es menor, y por tanto no deben percibir los mismos honorarios de un maestro.
Nada más erróneo. La comunidad educativa se conforma por una diversidad de perfiles y todos tienen una tarea noble en la consecución de los objetivos escolares, particularmente en momentos en que la Nueva Escuela Mexicana se enfoca en la comunidad educativa.
Esta situación puede explicarse desde la falta de pericia política de los dirigentes sindicales magisteriales, que fueron designados para mantener la armonía al interior del gremio y promover ante la Federación políticas que contribuyan al bienestar de las y los trabajadores.
Nada de esto hicieron, por el contrario, el SNTE se mantuvo nuevamente ajeno al problema. Desde que se dio el anuncio bajaron a cuenta gotas y confusamente la información, y esperaron a que el problema reventara, con serias consecuencias para el presidente.
Si la dirigencia sindical sabía desde el 15 de mayo, Día del Maestro, cómo vendría el aumento, ¿Por qué no generaron información puntual que sensibilizara a su base, de que el beneficio no sería como esperaban?
En sentido opuesto y ante el temor de enmendar la plana al mandatario, optaron por callarse y exponerlo, al dejar que todos hicieran conjeturas que conllevo a sobredimensionar el incremento.
La realidad terminó por imponerse hace días, cuando éste por fin se concretó y, no obstante, llego acompañado de un jugoso retroactivo de poco más de 30 mil pesos, que fue la gota que derramó la paciencia de los educadores.
Ante tal escenario la secretaria de Educación, en su comparecencia en el Senado fue evidenciada innecesariamente, al no saber responder a la pregunta de por qué se benefició más a los PAAE que a los maestros.
La funcionaria tuvo que reconocer con palabras entrecortadas el yerro de la política, al señalar que “se hará todo por seguir incrementando un salario todavía injusto para los maestros”.
Con justa razón el magisterio tiene argumentos de qué quejarse. Como se ha mencionado en entregas anteriores, otras oportunidades que tenía previstas como la nueva Carrera Magisterial tampoco se han consolidado.
Es el caso de las Promociones Horizontal y Vertical en donde la afluencia de aspirantes ha ido disminuyendo por el bajo presupuesto que ofrece y lo tortuoso que le significa al docente participar para obtener el beneficio.
A raíz del problema señalado, en algunas entidades maestros han convocado a emprender acciones de protesta, desde marchas y suspensión laboral hasta exigir un nuevo incremento.
De llevarse a cabo cualquiera de ellas, sin duda contribuirán a engrosar las afectaciones de la de por sí emproblemada educación y economía nacional.
Estas consecuencias no deben verse aisladamente, su origen se encuentra particularmente en que desde la cúpula del SNTE no existe un panorama claro de las problemáticas del gremio.
El grupo que comanda esa otrora poderosa organización, se ha enfocado más en velar por sus intereses y cuidar que su proyecto político trascienda, que en defender los derechos y conquistas laborales de sus representados.
Por ello, las autoridades gubernamentales y el mismo presidente, en aras de proteger la confianza y relación que todavía mantienen con un importante sector que les dio su confianza, deben cuidar toda acción venida del Sindicato.
Como es de observarse sus propuestas, por acción u omisión, terminan convirtiéndose en manzanas envenenadas que atizan la discordia, el desánimo y la inconformidad creciente en un importante segmento social como son las y los maestros.