La mayoría de los medios occidentales tradicionales ha decidido ignorar las explosivas revelaciones sobre la participación de la administración de Joe Biden en el acto de sabotaje de los gasoductos Nord Stream 1 y 2, ocurridos a mediados del año pasado.

La investigación, publicada por el galardonado Seymour Hersh, desnuda la manera en que el presidente de los Estados Unidos habría aprobado la destrucción de la infraestructura con la complicidad de Noruega.

Sin embargo, en los medios “libres” de Estados Unidos y Europa, los medios han decidido ignorar la noticia, o atacar al veterano periodista Hersh, quien con más de 5 décadas de experiencia y con reportes de atrocidades estadounidenses en Vietnam e Irak, difícilmente comenzará a publicar mentiras o “teorías de la conspiración” en este momento de su carrera.

En lugar de atacar a Hersh por haber publicado su investigación “en un blog”, estos medios y sus mercenarios a modo deberían preguntarse porque el periodista premiado con el Pulitzer decidió publicar su historia de manera independiente y no en uno de los diarios “establecidos”, mismos que a estas alturas se han convertido en simples reproductores de versiones estenográficas del gobierno norteamericano y de los oligarcas dueños de estas empresas de comunicación.

A estas alturas a estos medios no se les puede pedir mucho. La historia los juzgará por su ignominia y su actitud belicista, si es que en el futuro aún queda alguien vivo con una historia que contar.