AMLO es un digno heredero del PRI. A pesar de no serlo en el discurso, pues la mayor parte de su carrera política la ha dedicado a criticar las formas del Revolucionario Institucional, sí lo es desde las convicciones y desde la filiación. Recordemos que, al igual que la mayoría de la clase política de la época, AMLO perteneció, desde sus inicios en Tabasco, al partido tricolor.
Sin embargo, AMLO emula al PRI de antaño, es decir, no al tricolor de Miguel de la Madrid o de Carlos Salinas de Gortari, sino que se asemeja más al de José López Portillo o Luis Echeverría. Me explico:
- AMLO se parece al PRI en sus formas antidemocráticas. Al igual que el viejo tricolor, AMLO cree en la autoridad ejercida por un solo hombre desde la cumbre de la presidencia y desde la cabeza del partido. El célebre “dedazo”, a saber, la selección por parte del presidente de la República de su sucesor como candidato fue una legendaria estrategia del PRI para perpetuar la permanencia del PRI en la presidencia. Ahora AMLO con Morena, a pesar de la cantaleta de que Morena seleccionará a su candidato mediante una encuesta abierta a los simpatizantes, bien sabemos que él tomará la decisión unilateralmente.
- AMLO se parece al PRI en la narrativa populista. Al igual que el actual presidente, el PRI de antaño recurrió a discursos trasnochados ricos en elementos anti elitistas que poco encajaron con la realidad nacional.
- Al igual que el PRI, Morena busca (y ha logrado) consolidar las alianzas con los gremios de trabajadores, tales como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y otras organizaciones gremiales. Mediante estas alianzas, el partido oficial ha sido capaz de asegurar los votos de una parte importante del voto organizado, lo que le ha permitido ganar espacios políticos (al igual que lo hizo el PRI desde sus orígenes como el partido emanado de la Revolución Mexicana).
- AMLO se ha presentado como el adalid de la causa de los pobres y en contra de la derecha reaccionaria. El viejo PRI, por su parte, hizo lo mismo. Mediante la manipulación del discurso, el tricolor acusó al PAN y a los pequeños partidos opositores de buscar revertir la herencia de la Revolución, y con ello, favorecer a unos cuantos sobre el interés de los más desfavorecidos. Así como el PRI utilizó el discurso populista como arma para ganar la voluntad de los ciudadanos, AMLO emula estas prácticas para descalificar a cualquier hombre o mujer, periodista o intelectual que osa alzar su voz en contra del caudillo.
- AMLO busca recuperar la rectoría del Estado en todas las esferas de la vida pública. Pero no nos confundamos. No se trata – como sería recomendable- de que el Estado interviniese para paliar las deficiencias del mercado o para incentivar la participación del sector privado, sino como medio de estatización de los medios de producción. Así lo vimos en su intento de reforma eléctrica.
En suma, AMLO, con sus hechos, parece emular al PRI de antaño. La diferencia reside, empero, en que los presidentes emanados del tricolor vivieron en otros tiempos. AMLO, por el contrario, lo hace con evidencia contraria en mano y sabedor de que los resultados serán desfavorables. Pero, en el pensamiento de presidente de México, la ideología debe imperar sobre la evidencia.