Vaya que la oposición mexicana sabe escoger sus batallas al inicio del cuarto año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Totalmente carentes de propuestas y desconectados completamente del pueblo, ahora sus principales preocupaciones son quejarse de los nuevos sanitarios del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y de que niños de primaria reciban becas en la Ciudad de México.
La preocupación escatológica sobre los sanitarios del nuevo aeropuerto proviene de su rencor y resentimiento por la suspensión de la fallida obra del aeropuerto hundido de Texcoco. La queja de un lugar en donde uno quiere pasar el menor tiempo necesario posible -unos sanitarios- viene de que no les gustó un sanitario con motivos relacionados a un aspecto importante de la cultura popular mexicana, reconocida a nivel internacional: la lucha libre.
Más allá del absurdo de esta queja, solo podríamos añadir que la oposición tóxica mexicana demuestra, con esta preocupación escatológica, que tienen, literalmente, mierda en la cabeza.
La queja sobre una beca universal a niños de primaria es aún más ruin. Contaminados y envenenados por décadas de ponzoñosa ideología neoliberal y por el mito de la “meritocracia” insisten en que solo se apoye a los alumnos de “excelencia” en las primarias.
Estos fifís, por llamarlos de manera amable, jamás tuvieron que sufrir carencias o, como fue en mi caso, presenciar cómo compañeros de escuelas públicas caían desmayados ante la falta de desayuno y otros alimentos. Es imposible alcanzar la “excelencia” así (whatever that means), pero aquí lo importante es ver cómo no solo odian a la gente pobre, sino también a los niños racializados en situaciones precarias. Son unos fascistas, así de simple.