Sin duda, el trabajo que se ha desarrollado en plataformas, de transporte y reparto, es un fenómeno económico y social el cual requiere una atención jurídica y de política pública, pues su crecimiento en pandemia ha sido exponencial, una alternativa ante la pérdida de empleo formal, además de constituirse en un eslabón fundamental en la cadena de consumo de bienes. Un mal análisis del fenómeno, una mala ejecución de soluciones podría afectar no sólo a los involucrados directamente, sino a miles de proveedores que dependen de este servicio (cada vez más ante las nuevas olas de contagio de Covid-19).

Estos son cinco problemas a los que se enfrenta la regulación laboral de las plataformas digitales en México, por las que no avanza una solución jurídica:

  • UNA LEY LABORAL PARA EL HOMBRE MÁQUINA. La ley laboral ha tenido diversas reformas, la más reciente de 2019, pero nunca se ha movido del eje principal con la que fue construida: el hombre máquina, pues todos sus presupuestos (jornada, subordinación, salario) están eclipsados con que se cumplan procesos de producción medibles, en relación directa entre la producción y la mano de obra invertida. Ni los trabajos especiales, ni las nuevas contrataciones tienen cabida en el modelo que implica el trabajo de plataformas, no hemos evolucionado el derecho laboral. La experiencia de forzar fenómenos económicos para meterlos con calzador a la ley laboral no ha salido bien, como sucedió con el trabajo doméstico, cuya reforma generó el despido masivo y una reducción de inscripción al IMSS de las personas que prestan ese servicio, de nada sirvió tener un convenio firmado ante la OIT, es un fracaso que sólo sirvió para la foto de los legisladores en turno.
  • LA SUBORDINACIÓN, EL SALARIO Y LA JORNADA NO EMBONAN. En concordancia con lo anterior, la teoría laboral ha sustentado que los elementos fundamentales de una relación laboral son la subordinación, el salario, la jornada y el puesto, pero al revisar la forma en que se presta el servicio de plataformas no encuadra de manera natural en esas figuras, pues quien presta el servicio recibe directamente la petición de una multiplicidad de usuarios indeterminados, en donde la plataforma cobra una comisión, pero no tiene jornada fija, es un verdadero galimatías.
  • PROPUESTAS LEGISLATIVAS PROTAGÓNICAS, NO ACERTIVAS. Las propuestas legislativas que se han presentado tienen un tono más protagónico que jurídico y de política pública, pues contrarias a los procesos de cambio del derecho laboral, una pretende que se considere subcontratación laboral (cuando está prohibida la subcontratación especializada), mientras otras tienen por objeto la sindicalización simple, lo que suena más al botín de cuotas sindicales y al chantaje empresarial, que a la organización real de los repartidores.
  • LA ACTIVIDAD GENERADA ES ESTRATÉGICA EN ESTE MOMENTO. Cualquier escenario de alteración en la generación de ingreso para los trabajadores y la prestación de la actividad que realizan tendría consecuencias muy graves en el plazo inmediato y el corto plazo, desencadenado un descalabro a las cadenas de producción muy graves, sobre todo cuando el mundo está entrando en un proceso de inflación y freno económico nunca experimentado en décadas. En pocas palabras, imagínate que se frenara el reparto de mercancías y comida durante una semana o desapareciera la actividad porque un legislador impuso una ocurrencia, habría miles de empresas, comercios y restaurantes cerrados por no poder entregar sus productos, sumados al millón y medio de pymes que desaparecieron durante 2020 y 2021.
  • NO HAY UNA POLÍTICA PÚBLICA. Son dos reclamos fundamentales los que se advierten de los repartidores de plataformas, el ingreso insuficiente y la falta de protección a su seguridad y salud en la prestación del servicio. Como se aprecia, la problemática es multidisciplinaria: laboral, de seguridad social, de movilidad y vialidad, etc., se tienen que desdoblar los problemas y sus soluciones, por ejemplo, hay que darles seguro social o de gastos médicos, pero antes que eso también se tiene que solucionar su protección vial, no sólo curarlos o ver por su salud, sino evitar sus accidentes, que no los atropellen.

No estamos banalizando ni minimizando un problema social al decir que no ha encontrado respuesta en la ley laboral, lo que pretendemos objetivamente es mostrar la dificultad de encontrar una solución y sobre todo, desechando que sean ocurrencias o intentos simples de acomodo legislativo.

Espero dejar más dudas que respuestas, pero sobre agitar la discusión, molestar, con el fin de invitar a profundizar en un tema que tiene al mundo revisando sus nuevos fenómenos económicos.

Vladimir Ricardo Landero en Twitter: @riclandero