Estados Unidos.- Los cárteles del narcotráfico en México y  organizaciones terroristas yihadistas, como el Estado Islámico en Irak y el Boko Haram en Nigeria, tienen prácticas comunes en contra de periodistas y en el manejo de su imagen en redes sociales. 

De acuerdo con el reporte anual del Comité para la Protección de los Periodistas, el narco mexicano ha recurrido al asesinato de periodistas y la exposición del crimen en la web de la misma forma que el Estado Islámico ha grabado la decapitación de periodistas occidentales. 

"Aunque el EI, Boko Haram y los cárteles mexicanos tienen estrategias y metas distintas, los 3 grupos actúan fuera de la ley con un sistema de medios avanzados que toma ventaja del auge de las redes sociales para presentar sus mensajes", dice el documento. 

El reporte del Comite fue presentado ayer en Nueva York y recuerda episodios como la decapitación en 2011 de la periodista de Nuevo Laredo Elizabeth Macías Castro, cuya presencia en redes sociales era importante. 

Otros de los documentos de la organización de periodistas considera a México como pionero en ese tipo de ejecuciones "virales". En 2014, María del Rosario Fuentes Rubio, activista y tuitera, fue asesinada y sus agresores publicaron un mensaje donde advertían a la población no exponer a sus familias. 

Miembros del Estado Islámico comenzaron una estrategia digital el año pasado conforme su movimiento comenzó a sumar territorios dominados en Siria e Irak. A cientos de cuentas de Twitter difundiendo mensajes del EI, se sumaron los videos de las decapitaciones de los periodistas Steven Sotloff y James Foley. 

En cuanto al Boko Haram, el líder del grupo terrorista nigeriano ha usado YouTube para dar posicionamientos políticos. Además de matanzas de decenas de personas en regiones de Nigeria, el Boko Haram adquirió notoriedad internacional luego del secuestro de más de 200 niñas de una aldea. 

Ese atentado provocó la campaña mundial viral conocida como #BringBackOurGirls.

Según el análisis de miembros del Comité para la Protección de Periodistas, ese tipo de agresiones no sólo daña la seguridad y el trabajo de reporteros, sino que hace visibles las fallas en el combate de esas organizaciones criminales. 

"Los militantes han aumentado su interés en obtener cobertura mediática, mientras el gobierno busca suprimirla. Los periodistas quedan atrapados en medio de ambas posiciones".