Ciudad de México.- Indígenas wixárikas y miembros del Frente por la defensa de Wirikuta, hoy calificaron de "mentira", "farsa" o "mascarada" el anuncio que se hizo en un evento realizado en el Museo de Antropología e Historia, que indicaba que la zona sagrada de Wirikuta, se encontraba ya totalmente salvaguardada de peligros mineros.


En una mesa en la que convivieron, Felipe Serio Chino, Santos de la Cruz, Rubén Albarrán, Jesús Lara, Tunary Chávez y Rurik Hernández, los dos primeros integrantes de la comunidad wixarika e identificados por ellos mismos como "autoridades menores", mientras que los tres últimos pertenecen al Frente por la Defensa de Wirikuta.



Los dos wixarikas presentes afirmaron que el lugar que se señala como parte de Wirikuta y que supuetsamente se encuentra ya salvaguardado, no corresponde al área que ellos consideran sagrada, por lo que con este llamado que hacen a través de los medios dan una ultima oportunidad al estado mexicano para decir la verdad. Ambos también destacaron que los huicholes con quienes se firmó ayer el acuerdo, corresponden a mandos menores.


Posteriormente a la participación primera de los indígenas wixarikas, Rubén Albarrán, tomó la palabra empezando a gritar cantando "Wirikuta no se vende, Wirikuta se defiende" para después lanzar un ah! un tanto descreído de lo que acababa de mencionar. Albarrán tan sólo uso ésta y cada una de sus participaciones para promocionar el Wirikuta Fest, del que dijo tienen intención de apoyar económicamente a los indígenas wixárikas y a las personas que viven alrededor de la zona sagrada y que debido a la falta de trabajos viven en condiciones de extrema pobreza.



Tunary Chávez dio una rápida explicación del deterioro ambiental que ya hay en la zona por la explotación minera de hace 100 años e indicó que en un estudio realizado por la U de G, Universidad de Guadalajara, reveló que tanto las águilas, como las vacas, las plantas y el peyote (cactácea usada en rituales wixárikas) se encuentran infectadas por metales pesados.



Wirikuta, es un lugar sagrado para los huicholes, ubicado en San Luis Potosí, donde año con año antes de semana santa acuden desde el norte de Jalisco y  sur de Nayarit en búsqueda de peyote, para la realización de ceremonias sagradas.