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México, 29 Feb. (Notimex).- El reconocido arquitecto chihuahuense José Antonio Attolini Lack (1931-2012), Premio Nacional de Arquitectura 2002 y 2008, falleció la víspera a los 81 años de edad, en la Ciudad de México.

Sin que hasta el momento se hayan dado a conocer mayores detalles del deceso, cabe destacar que Attolini Lack fue uno de los arquitectos más importantes de México, que estudió en la Escuela Nacional de Arquitectura de la antigua Academia de San Carlos, en la que se recibió en 1955 y donde, entre otros, tuvo como profesores a José Villagrán y a Francisco J. Serrano.

Según los expertos, la mayor influencia que tuvo Attolini Lack en su evolución fue cuando trabajó entre 1952 y 1955 en el despacho de Francisco Artigas, y es que en su trabajo es notorio en varias casas proyectadas en la segunda mitad de los años 50 y primera de los 60 del siglo pasado.

Tras esa etapa, como muchos otros arquitectos mexicanos, incluyendo al mismo Artigas, Attolini se fue acercando a un estilo que reivindica sus características locales o regionales, tanto en el uso de materiales y procesos constructivos, como en la forma y en sus proporciones.

La obra de Attolini transitó de una arquitectura con vocación de transparencia, derivada más del estudio de la arquitectura moderna en el suroeste de Estados Unidos, que de los movimientos de vanguardia europeos de principios del siglo XX, a otra donde el muro continuo, colorido y con textura, eran dominantes.

De acuerdo con la crítica especializada, el mismo Attolini comentó que su trabajo estaba basado en la búsqueda de lo esencial, de ahí que en cada proyecto reducía el número de elementos a los mínimos necesarios.

A finales de los años 70 y principios de los 80, en pleno despunte del posmodernismo, la arquitectura de Attolini, sin abandonar las referencias locales, siguió una geometría más compleja, utilizando circunferencias y triángulos, tanto en planta, como en la forma de ventanas.

A lo largo de su fructífera trayectoria, el arquitecto diseño varios edificios comerciales y religiosos, así como edificios de alojamiento, en el Distrito Federal, León y en Cuernavaca.

Por otra parte, Attolini se hizo acreedor de diversos galardones, entre ellos, el Premio Casa-habitación en 1961 y la Medalla de Oro en la II Bienal de Arquitectura en 1992.

NTX/MAY/NMN/AQF