México.- Acoso sexual, explotación y discriminación, son algunas situaciones que día con día deben enfrentar las trabajadoras del hogar, quienes tras varios años de lucha, lograron el pasado 5 de diciembre que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declarara inconstitucional que los patrones no estén obligados a sus empleadas domésticas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

“Nos hacen trabajar desde muy temprano y hasta muy tarde”, denunció Micaela López, quien lleva más de 20 años trabajando en el servicio doméstico.

Ella es una de las 2 millones 500 mil personas que en todo el país desempeñan múltiples oficios por un solo salario y el acceso a prestaciones laborales depende de quienes las contratan.

Originaria de San Felipe del Progreso, Estado de México, Micaela relató al noticiero En Punto, de Televisa, la vez que su esposo tuvo que rescatarla de una patrona que no le pagó la quincena y no la dejaba salir, pese a laborar embarazada.

“Yo ya me sentía mal y le pedí que me diera permiso ir al doctor y regresaba a trabajar y me dijo que no porque tenía que yo cuidar de los niños […] Eso pasó martes, miércoles, jueves, viernes, el día sábado aborté”, recordó Micaela.

Las trabajadoras del hogar padecen una serie de abusos laborales que se reproducen en todo el país.

“Estuve trabajando 22 años normalmente cuidando niños pero muchas veces te piden cuida a mis hijos, busco una niñera, entonces eso está incluido la limpieza general, está incluido hasta sacar al perro a pasear”, señaló Marcelina Bautista.

A los 14 años de edad, sin hablar español, Marcelina dejó Nochixtlán, Oaxaca, y viajó a la Ciudad de México para trabajar en labores del hogar.

“Cuando yo estaba en una casa venían las visitas y siempre yo estaba como la parte invisible, la comida no era lo mismo, siempre se acababa la comida y nadie pensó si yo tenía que comer”, recordó.

Con el paso de los años, Marcelina alternó el trabajo del hogar con los estudios y logró terminar la secundaria, el bachillerato y cinco diplomados. En tanto, los abusos no cesaban y a veces eran más graves.

“Del acoso sexual a veces están escondidos ahí y nadie lo dice, entonces yo logré demandar porque yo ya conocía mis derechos […] Me tuvieron que indemnizar” señaló.

Hace 18 años, Marcelina creó el Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), una organización civil que enseña a las trabajadoras a exigir que se respeten sus derechos y denunciar los abusos.

También fue secretaria general de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de las Trabajadoras del Hogar. En agosto de 2015 obtuvo el registro del Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar y desde ahí ha trabajado para hacer visible la necesidad de respetar los derechos para quienes trabajan en los hogares.

“Gracias a este trabajo se mueve un mundo, gracias a este trabajo otras personas pueden realizar otros tipos de trabajo”, destacó Marcelina.