Ciudad de México.- La Central de Abasto de la Ciudad de México ofrece, a lo largo de todo el año, una amplia variedad de raíces comestibles; es decir, hortalizas frescas de las que pueden consumirse tanto la raíz como las hojas. Entre ellas están la zanahoria, el apio, el betabel, el rábano, la jícama y el nabo, mismas que se utilizan como condimento, guarnición o bien, como plato principal.

Estos productos se comercializan al menudeo por manojo, kilogramo o pieza en el interior de la Nave I-J, del Sector Frutas y Legumbres, y al mayoreo por manojo, gruesa, ciento o arpilla en el Sector de Flores y Hortalizas.

Las raíces pueden comerse crudas o cocidas en ensaladas, entremeses, sopas y en puré como guarnición para un platillo principal. Con las hojas se preparan sopas de exquisito sabor.

Las hortalizas se venden al natural, en conserva, congeladas o deshidratadas, y en la industria también se utilizan las raíces y las hojas para colorear gelatinas y salsas.

Más de la mitad de los estados de nuestro país producen estas hortalizas, por lo que siempre las encontrará en el mercado. Los estados con mayor producción son Sinaloa, Baja California Norte, Zacatecas, Chihuahua, Jalisco, San Luis Potosí, Sonora, Tamaulipas, Michoacán, Guanajuato, Puebla, México, Morelos, Nayarit, Veracruz y Sonora.

Estas raíces comestibles contienen agua, fibra, vitaminas A y C además de folatos y antioxidantes. La vitamina A se encuentra en forma de carotenos y está determinada por la mayor o menor intensidad de los colores rojo o amarillo de estas hortalizas.

Esta vitamina es esencial en la función de la retina y para el crecimiento del hueso, la reproducción y el desarrollo embrionario.

La vitamina C está determinada por el verde intenso de la hortaliza y se traduce en ácido ascórbico. Interviene en el mantenimiento de huesos, dientes y vasos sanguíneos por ser buena para la formación y mantenimiento del colágeno.