La Paz, BCS. Algunos las conocen como Doña Burro: también las llaman McDoñas. La fama de sus burritos viajó lejos de las bardas de la UABCS. Llegó a diferentes estados e, incluso, otros países.
Por 27 años, cada madrugada, a las 03:00, María de Jesús Padilla Moraila se despierta y comienza a cocinar. La rutina forma parte de un estilo de vida que se ha adherido con tal fuerza a su vida que ella no hace caso a los regaños de sus hijos: Una rodilla lastimada y un problema de espalda no la detendrán para poner su linda sonrisa y, cada mañana, vender un burrito de marlín ahumado, jurel o chicharrón en salsa verde con carnitas.
Junto a sus dos hermanas, María Guadalupe y Rosa María, iniciaron el negocio abajo de la sombra del árbol del Departamento de Lenguas. Después se cambiaron al jardín, enseguida, a una de las cafeterías de la universidad, en la que asegura conoció a muchos de los políticos que ahora se encuentran laborando en las dependencias de gobierno.
Llegó a los 14 años de Mazatlán, Sinaloa. Durante el primer viaje que hizo con su abuela en el ferri de Topolobampo a La Paz: se enamoró de las playas. Las tres hermanas se casaron con jóvenes paceños. Ya no pudieron regresar a su tierra natal. Ellas fueron procreadas por Amalia Moraila Salas y José María Padilla Valdez. Su padre era motorista de una embarcación que, justamente, hacía alusión a sus hijas: Las Tres Marías.
Rosa María, la menor, ya no va porque perdió la vista, tuvo cuatro infartos y, trabajar, es imposible. La cara se le llenó de nostalgia cuando lo narró. María de Jesús confesó que a sus 64 años lo dificultoso que es continuar con su ritual. Si un día para, lo sabe bien, sería darse por vencida ante el tiempo, al final de cuentas, ellas tres son las sobrevivientes de la dinastía Padilla Moraila. Seis hermanos ya partieron.
Antes de que pagaran renta por vender burritos en la UABCS, las McDoñas becaban hasta 16 estudiantes de escasos recursos en una especie de retribución a la vida universitaria, el folklor al que pertenecen.
“Ahora hago ocho o nueve kilos para irme luego, no puedo estar mucho por mi rodillada operada y mi espina dorsal. Si estoy en la casa, más enferma me pongo, aquí, camino a gusto, me siento feliz; el día que no pueda no vengo, pero ahora yo puedo”, resaltó.
El secreto de la receta, proviene d varias generaciones. Su hermana Chachis (María Guadalupe) vende de frijol con chorizo, deshebrada y machaca de res; Marías de Jesús le apostó al marlín, al calamar con camarón. Por su puesto, en el armado de un buen burrito la tortilla de harina juega un papel fundamental.
El encarecimiento de los productos acabó por adelgazar a los burritos, lo reconoce con cierta pena.
“Estoy asustadísima de 70 u 80 pesos, ahora el kilo de marlín ahumado cuesta 150 pesos: ¿Qué le vamos a dar alumnos?”, se pregunta.
Nota publicada originalmente en BCS Noticias