México.- Playa Delfines era el último espacio libre de edificios en la caótica ciudad turística de Cancún hasta que el proyecto Grand Solaris decidió construir allí, sobre la duna, uno de 14 pisos. Los más de 18 mil metros cuadrados que constituyen al terreno, serán ahora parte de un lujoso resort con 449 habitaciones y una suite, junto a una zona de anidación de tortuga marina.

La preocupación de la ciudadanía es evidente. Dos mil 554 personas lo manifestaron a través de la recolección de firmas que Roberto Villalobos de la Fundación Por Un Quintana Roo Mejor hizo a través de Change.org.

La edificación de un inmueble de 14 pisos allí está prohibida o, por lo menos, el Programa de Desarrollo Urbano (PDU) de la urbe estimó una densificación más baja, es decir, se permite la construcción de edificios de 8 niveles.

En la única playa pública que los habitantes del lugar pueden disfrutar, Roberto resaltó también que “el sitio de resguardo de miles de huevos de tortuga y de las pocas ventanas que la ciudadanía tiene al mar caribe está a punto de ser privatizada”.

El conflicto entre la ciudadanía y los grandes desarrolladores turísticos-inmobiliarios, explica Roberto, se debe a la intensiva turistización generada como política pública, gracias al Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) y sus planes de desarrollo, por medio de los Centros Integralmente Planeados (CIP) que permitió la venta del territorio nacional a grandes corporativos transnacionales; “sólo es una agencia de bienes raíces”, dijo.

La inversión requerida será de 91 millones de dólares que buscan recuperar en tan sólo siete años. La ejecución del proyecto, según Sipse.com, será de 10 años para la preparación del sitio y construcción; la autorización será por 50 años. 

La instalación del edificio de 14 pisos sobre la duna costera, comentó Roberto, es una mala idea. Aunque es común que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) sancione a grandes hoteles de lujo por esto, las alteraciones en los procesos costeros y el cauce natural de las playas, provoca muchas veces alteraciones en las construcciones. La duna costera sirve como un amortiguador ante marejadas o el embate de huracanes.

Además, la zona es conocida por el flujo cíclico de especies de tortuga marina. Aunque no está claro de qué especie se trata, en el litoral se tienen identificada la arribada de tortuga blanca, caguama, carey y, la más grande y misteriosas de todas, la laúd.

La temporada inicia la primera semana de mayo y concluye a finales de diciembre. Más de 30 nidos en playa Delfines fueron acordonados y confinados a una pequeña área que es administrada por la Dirección de Recursos Naturales y Proyectos Ecológicos de la Dirección de Ecología en Benito Juárez.

Según al reporte de Sipse, la dependencia contabilizó hasta julio la llegada a las playas de Cancún de 117 tortugas blancas que depositaron 13 mil 012 huevos; 37 tortugas caguama que enterraron mil 106 huevos; 10 tortugas de carey que dejaron mil 28 huevos y la laúd aún no arribaba para esas fechas. El año pasado se tuvo un registro de la llegada de 3 mil 257 quelonios a las costas atiborradas de edificaciones turísticas.

Roberto recordó que en Cancún el número de cuartos ya está rebasado. El crecimiento urbano turístico demanda cada vez más energía y agua, mientras que los ciudadanos y ciudadanas continúan careciendo de infraestructura urbana idónea y agua para vivir.