Un hombre que se autodenominó "terrorista" se registró a primera hora en un hotel de Brasilia, y, poco tiempo después, capturó a un empleado al que mantuvo esposado y con un chaleco en el que presumía haber colocado explosivos.
Tras arduas negociaciones, que se prolongaron durante siete horas, liberó al rehén y se entregó a la policía. Aún no se ha confirmado si los supuestos explosivos eran reales.
Fuentes policiacas aseguran que el perturbado hombre presentó algunas exigencias "incoherentes", como que se impida a acusados de corrupción participar en las elecciones del próximo 5 de octubre, fecha en que los brasileños escogerán un nuevo presidente.
También pidió la extradición a su país del italiano Césare Battisti, un exactivista de izquierda condenado por crímenes cometidos en la década de 1970 y que hace cuatro años fue acogido como refugiado en Brasil.
Algunos testigos dijeron que, tras secuestrar al empleado, el asaltante golpeó armado las puertas de varias de las habitaciones del decimotercer piso y luego obligó a salir a sus ocupantes, mientras anunciaba un supuesto atentado "terrorista".
Con información de EFE