El planchado de senos es una tortura a la que millones de mujeres han sido sometidas. Su práctica va desde Camerún y otros países del África Occidental, hasta Europa. Consiste en calentar una piedra plana y masajear con esta los pechos.

Las Naciones Unidas la llaman "una tortura de género invisibilizada", pues con el pretexto de proteger a las niñas del acoso sexual y violación, las madres, abuelas o tías, la practican semanalmente para evitar el crecimiento del pecho

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Para el planchado de senos se usa una piedra caliente

Como si ellas tuvieran la culpa del desarrollo natural de sus cuerpos. O como si este justificara los delitos de los agresores sexuales, han logrado normalizar una horrorosa tradición mucho menos hablada que la mutilación genital femenina, la prostitución infantil, el tráfico de menores o el matrimonio forzoso.

Según informa The Guardian, sólo en el Reino Unido se registran más de mil casos de niñas que han sufrido el planchado de senos con piedras, madera, espátulas, metal, telas y cinturones. Las cifras reales en África se desconocen debido a que no existe una documentación oficial. 

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Baja autoestima y dolores de cabeza, algunas consecuencias

La ONU habla de más de 3 millones 800 mil casos, pero es imposible saberlo. La certeza es que el planchado de senos no reduce las violaciones, los embarazos no deseados, y tampoco el acoso callejero. El Reino Unido, sin embargo, señaló que esta práctica es perseguida por la ley. 

Bettina Codjie, una blogera de de 25 años que experimentó en carne propia el planchado de senos, afirma que entre las consecuencias psicológicas se encuentran sentimientos de baja autoestima y la creencia entre las menores de edad de que no deberían tener senos.