Entre las décadas de 1650 y 1960, Estados Unidos detonó 67 bombas nucleares en las Islas Marshall y sus alrededores; posteriormente usaron la zona para realizar pruebas con otras armas biológicas. Pero luego de ser utilizado como un laboratorio no apto para ningún tipo de vida, aquel lugar en el Océano Pacífico fue abandonado.

Los desechos tóxicos, armas biológicas y todo lo que se generó con las pruebas fue reunido en un descampado rodeado por vegetación y agua, y luego lo cubrieron completamente con concreto dejado un paisaje que parece haber salido de una película de ciencia ficción protagonizada por extraterrestres que dejan enigmáticas señales.

La Tumba”, como fue llamado este espacio, comenzó a causar problemas no sólo entre la fauna y la vegetación sino entre los más de 50 mil habitantes de la zona que aseguran que, desde hace décadas, las mujeres han parido humanos con deformidades graves para los que incluso han acuñado nombres como “demonios”, “medusas” y “bebés uva”.

“Fue cuestión de dos o tres años para que las mujeres en la isla comenzaran a dar a luz cosas que no parecían humanas”

Habitante de Islas Marshall

Como era de esperarse, los problemas relacionados con La Tumba van más allá, uno de los que más preocupan a expertos en el tema consultados por Los Angeles Times, es la cada vez más cercana posibilidad de que el cambio climático termine por romper el concreto y deje surgir todo lo que ahí está oculto.

Y es que, desde 1993. en las Islas Marshall, el nivel de mar aumenta casi un centímetro anual. Lo que los especialistas consideran suficiente para que en 2100, las islas queden sumergidas, y con ello, la Tumba. La presión ejercida por el mar y el desgaste causado por el contacto permanente con el agua causaría la ruptura de la lápida y con ello, liberaría el contenido en el mar.

Con información de Gizmodo y Los Angeles Times.