Porfirio Muñoz Ledo ha sido un político de larga trayectoria, pero en los hechos, un actor de conveniencia. En Morena ha demostrado su volatilidad al cuestionar en varias ocasiones el mismo proyecto de transformación que ha dicho abrazar con el propio presidente, López Obrador

La capacidad de Porfirio no está ni siquiera en tela de juicio. Muñoz Ledo es un hombre preparado, maduro, experimentado; el oficio de la política ha enmarcado una grandísima trayectoria dentro del quehacer como servidor público; sin embargo, el posicionamiento del aspirante a la dirigencia de Morena en los últimos tiempos, deja mucho que desear.

Es por ello que más allá de asegurar ser un actor responsable dentro de la democracia, criticó y refutó el mecanismo institucional del órgano electoral que declaró un empate técnico con su homólogo, Mario Delgado. 

Desde el viernes pasado, Porfirio se ha dedicado a lanzar consignas y amenazas de tomar protesta ante la idea infundada de— que ganó; aunque Muñoz Ledo logró una centésimas de ganancia, aún no hay nada para nadie. De hecho, él lo sabe; firmó el acuerdo NE CG291 en la base décimo sexta de la convocatoria, el cual establece que en caso de no existir forma de afirmar que alguna candidatura tiene ventaja significativa, deberá realizarse una nueva metodología.

¿No es claro?, ¿por qué querer entrar a la fuerza?, ¿por qué pretender pisotear a las instituciones? Porfirio no ganó— porque no fue un escrutinio público, sino un sondeo; el propio Instituto Electoral lo explicó. No es la primera ocasión que Muñoz Ledo está envuelto en un capricho; hace unos meses se empecinó en quedarse con la presidencia de la mesa directiva en San Lázaro cuando concluyó su periodo; asimismo, ha lanzado fuertes cuestionamientos al proyecto de la Cuarta Transformación, como la creación de la guardia nacional, entre otros aspectos que marcan distancia estricta con la 4T, más allá de poder disentir.

Pero, quizá lo más grave de esta situación, es anhelar fragmentar a la militancia de Morena. La ruptura puede estar en vilo; lo que menos le conviene a morena en esta coyuntura— son las pugnas internas; asimismo, para aquellos que pretender urdir declinar a Mario Delgado, están atentando contra la legalidad del proceso. Además, en estos momentos, el mismo presidente López Obrador no debe permitir que un solo personaje endurezca esas consignas dentro de un partido.

Más allá de que el mandatario se ha mantenido distante, es momento de dar un manotazo sobre la mesa. A propósito de que el INE establecerá los nuevos mecanismos y las nuevas casas encuestadoras, AMLO sabe perfectamente que, lo que está en juego, son 15 gubernaturas y el congreso federal. ¿Quién se beneficia más con estos roces?, es obvio que la oposición que se ha pronunciado sigilosa, seguramente porque estará preparando una estrategia para hilar el encono, es su estilo, su patología.

Definitivamente es momento que, el mismo presidente, de un golpe de timón. A pesar de que el currículum de Muñoz Ledo es amplio, las mismas declaraciones y su ambigüedad política con distintas fuerzas partidarias, son razones suficientes para no confiarle un movimiento de la naturaleza de Morena.

Y más aún, recordar la narrativa que declaró cuando el termómetro de la discusión subió de tono: “Morena se sale de mi corazón, de mi ilusión, y eso me da una pena inmensa”. Si simpatizas con morena— no puedes salir a mencionar esa concepción, a sabiendas que, detrás de regeneración nacional, está un pueblo inmenso de más de 30 millones de mexicanos que respaldó a López Obrador en 2018.

Honestamente para la militancia morenista y los simpatizantes del Lopezobradorismo, Porfirio no constituye una buena opción como dirigente de Morena. Esto nada tiene que ver con su semblanza, sino, con su bipolaridad; asimismo, en el momento que adoptó el legado simplista y caprichoso de someter todo bajo la premisa de la voluntad propia; más allá de que, en morena, el mismo presidente ha mencionado que la libertad de opinión es parte de la democracia y pluralidad, la lingüística de Muñoz Ledo en nada abona, al contrario, resta y polariza.

Los berrinches de Porfirio quedaran para la anécdota; lo cierto es que, el INE, seguirá con el ejercicio de desempate entre Mario y Muños Ledo, en donde a propósito, el colimense aventaja en los pronósticos— según el sondeo diario que emitió Massive Caller.