Además de apostar por las megaproducciones, Ubisoft tiene varios estudios que se abocan más a juegos pequeños y un tanto experimentales; uno de ellos es Reflections, el cual nos dio Grow Home hace un año. Después del éxito de dicho título, la desarrolladora nos acaba de presentar la secuela, Grow Up, la cual expande en todos sentidos, las aventuras del singular robot rojo BUD.
Aquí, la nave MOM se estrelló en un planeta desconocido, por lo que BUD tendrá que recolectar las piezas para poder continuar su viaje espacial. Sin embargo, esto no será tan fácil, pues los pedazos estás desperdigados por todo el mundo, así que necesitará de todas su habilidades para poder cumplir con su cometido.
BUD cuenta con varios artefactos que le servirán a lo largo del juego, siendo los principales el escaner de plantas y su jetpack. El primero, como su nombre lo indica, analizará la flora del lugar, una vez hecho esto, se podrán crear semillas de los distintos especímenes que nos servirán para alcanzar distintas áreas específicas, ya sea subiendo por tallos gigantes o brincando en lo que parecen bellotas enormes. Por su parte, el jetpack nos permite desplazarnos por algunos metros sin la necesidad de tocar el suelos; claro, como es recurrente en otros juegos, este aditamento tiene combustible limitado, por lo que deberás de ser muy cuidadoso al momento de usarlo.
Junto a esto tenemos la llegada de POD, un nuevo personaje, una robot en forma de satélite que nos da una visión general del campo; con lo que podemos ver dónde nos encontramos, hacía dónde ir, así como marcar puntos de interés. Una gran ayuda dada la cantidad de elementos que Reflections puso en el mapa; con POD es casi imposible perderse. Además, en un momento podremos usarla como "nave".
Para aumentar tus "poderes" existen más de 100 cristales regados en todo el planeta, cuando juntes 10 de estos podrás mejorar algún aspecto del equipo de BUD. Para obtener dichos cristales deberás de buscar muy bien por todo el escenario, cosa que es interesante al principio, posteriormente se vuelve tediosa pues no hay muchas variables en cómo obtener los items. Lo mismo va para las misiones secundarias, pues caen en el error común de los juegos con territorios grandes; esto es, son muy repetitivas y poco agregan al objetivo principal de la trama.
Esto último es el gran fallo del juego, nada que rompa con la experiencia básica del título; pero muestra cómo es que aún las desarrolladoras tienen conflictos con el concepto de "mundo abierto" pues no sabe como rellenar de manera adecuada todo el terreno haciendo relevante, si no todos, la mayoría de elementos ahí puestos.
Pasando a la parte estética, lo único que se puede decir es que todo el diseño es hermoso. Aunque se hace uso de formas poligonales evidentes, en lugar de una integración de las mismas, estas no desentonan, al contrario, elevan la forma artística visual de Grow Up; asmimismo, los efectos de sonido y música en general realmente nos mete dentro de este singular mundo vegetal.
Grow Up no viene a reinventar los juegos de plataforma; sin embargo, es una muy buena opción para los amantes del género, a pesar de el tedio que pudiera producir las misiones secundarias, así como búsquedas más allá del objetivo base. Quienes hayan probado la protosecuela, Grow Home, quedarán maravillados; si no es tu caso, bien vale la pena darle un vistazo.