Tardó casi 15 años; pero ya está aquí la segunda parte de Los Increíbles, una película que se estrenara años antes de que empezara como tal a gestarse el género superheróico en el cine. En ese momento, se vio como una película de animación más, que tocaba ciertos temas políticos para justificar su trama. Al pasar de los años dimos cuenta de que se trataba de algo más profundo y que bien podría tener sus raíces en una obra que es diametralmente opuesta a Pixar, Disney y todo lo que representan, nos referimos a Watchmen.

Así es, si nos fijamos bien en la primera película de la saga, la premisa y varios elementos son muy parecidos a lo que nos plantea Alan Moore en el clásico de los cómics; haciendo que Los Increíbles sea el Watchmen para toda la familia, e incluso, para muchos, una adaptación más cercana de lo que hicieran Zack Snyder y Warner años después.

Vayamos por partes. En la película de Pixar estamos en un mundo donde los superhéroes son ilegales, debido a una serie de demandas que entabla la población en su contra, ya sea por la destrucción que causan o porque la gente sufre grandes lesiones cuando es rescatada. Esto hace que el gobierno emita una ley que haga ilegales todas las prácticas superheroícas.

En Watchmen, Estados Unidos emite el Acta Keene, la cual vuelve ilegales a los justicieros enmascarados, después de que estos fueran acusados por la población y el gobierno de estar por encima de la ley, ser violentos e ir en contra de lo moralmente bueno. Cabe señalar que las dos leyes fueron aprobadas en la década de los 70.

A partir de este punto se desarrolla toda la historia. Por un lado tenemos a Bob Parr quien ha pasado años en un trabajo que odia, sintiéndose frustrado al negar su naturaleza superhumana, encontrando en sus escapadas en la noche con Frozono, y su trabajo con Mirage, una fuga a toda la frustración acumulada. Por su parte, su esposa Helen, Elastigirl, está de acuerdo con la ley, considera que hay que seguirla a pesar de todo. Aunque también le gustaría seguir combatiendo el crimen como antes.

Por otra parte están Nite Owl y Silk Spectre, el espejo de Mr. Increíble y Elastigirl. El Búho está igual de frustrado que Bob; pero en este caso se niega a aceptar que extraña la vida heroíca, lo cual lo vuelve más ensimismado. La señoria Jupiter es como Helen, considera a la ley como única e irrefutable, agradece el haberse alejado de ese mundo. Sólo habría una diferencia, aquí es el Espectro de Seda quien incita a Búho Nocturno a romper la ley y salir a realizar alguna hazaña; contrario a Los Increíbles donde son las acciones del señor Parr lo que obligan a toda la familia a salir a la luz.

Ahora bien; ¿Qué es lo que está detrás de el regreso de los superhéroes en ambos casos? Un villano con un plan sumamente elaborado. Tanto Ozymandias como Syndrome consideran que el heroísmo de antes es un equívoco, que debe de haber algo mejor que eso, pues no arreglan los males del mundo. Su plan implica engañar hasta a sus propios compañeros o personas de admiración, lo que implica matar a varios "supers" o "máscaras", para al final, liberar una gran amenaza en una ciudad importante, erigiéndose como los salvadores del día al final.

Claro que los caminos se bifurcan en un punto. Adrian Veidt hace todo desde las sombras siempre, nos busca ser reconocido como un súper por un rechazo de niño; no, él cree que el ser humano es autodestructivo y que la moralidad de los héroes enmascarados es sólo una muestra de ello; se necesita un correctivo ejemplar para salvar a la humanidad de sí misma. Acabar con la enfermedad. Por su parte Buddy pretende mostrarse como el gran salvador al acabar él mismo con la amenaza que construyó. Aunque claro, en ambos casos subyace una megalomanía.

Por último, pero no menos importante la gran premisa de Edna Moda, "NADA DE CAPAS", en ambas obras se muestra a esta indumentaria como innecesaria para combatir el crimen; Dolar Bill en Watchmen y decenas de súpers en la película son muestra de ello.

Así, muchas cosas hermanan a las dos obras, y parece que, aunque Pixar y Disney nunca lo declararon, se basaran en gran parte en la obra de Alan Moore para darle vida a este universo. Con la gran diferencia de que la Casa del Ratón acaba la historia de manera positiva, con el mal siendo derrotado por el bien, en un sistema de valores vertical; mientras que el escritor inglés nos deja ver que nada es blanco o negro, que existen varias líneas de prolongación que hacen que lo bueno y lo malo se confundan. 

Al final, ¿Quién vigila a los vigilantes?