Si bien Godzilla nunca ha estado fuera del foco de atención, desde hace ya varios años, el monstruo ha sido más conocido en su versión estadounidense, la cual a opinión de varios, no le ha hecho justicia al gran Rey de los Monstruos. Para arreglar un poco eso y celebrar el aniversario del kaiju, Hideaki Anno (creador de Evangelion) y Toho lanzarón Shin Godzilla en 2016, marcando el triunfal regreso dentro del cine japonés. Ahora, unos meses después, nos llega la cinta a México gracias a Cinemex.

Lo primero que debe de quedar claro es que este es un reboot, así que si no sabes nada de la extensa historia del personaje, no tienes nada que temer pues aquí se nos cuenta la primera aparición de Godzilla en Japón, adecuado a la época contemporánea. Asimismo, se sigue una línea dramática más cercana al plan de contención, cómo operaría el gobierno, policía y milicia japonesa ante una contingencia de este tipo; lo cual hace más cercana la catástrofe que estamos viendo en pantalla.

Lo anterior también significa que, si esperas ver al gran reptil durante las dos horas que dura la obra, quedarás con una decepción; pues su tiempo en pantalla no es continuo, lo cual no significa que no veamos cosas como el genial aliento atómico con el que se defiende de amenazas. Así, el estilo narrativo es más cercano a los primeros capítulos de Evagelion, aquellos donde lo que importa es idear una forma de parar a los ángeles con los recursos que Nerv tiene, que a la acción desbordada que vimos en las cintas de Hollywood; no por nada Anno es el director.

De hecho, repite algunas secuencias e incluso soundtrack del anime de mechas;  como es el caso de esos planos rápidos donde todos los responsables de parar la amenazan hablan uno tras otro dando miles de datos que, si no ponemos atención, podemos perder de vista en un primer momento.

Eso sí, no esperes un gran despliegue técnico; los efectos no son del todo espectaculares, aunque eso juega un poco a su favor, pues a pesar de no ser una cinta "antigua" se siente como una de las primeras obras de Godzilla, en un sentido artesanal, aunque sin la botarga clásica del monstruo.

Por otra parte, logró captar muy bien ese miedo/respeto del pueblo japonés para con la energía nuclear, que de hecho fue lo que dio vida a Godzilla; el monstruo es una representación de ese temor generado después de lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo que se hace referencia a los eventos ocurridos en el terremoto de 2011, así como a al orgullo japonés, animadversión patente, que se siente por el gobierno de Estados Unidos (“nunca confiar del todo en alguien blanco”, se llega a mencionar); sin olvidar el cariño que se le tiene al europeo, principalmente al alemán.

Más que una película de monstruos, Shin Godzilla debe de ser tomada como un drama de “catástrofe natural”, que funciona dentro de un entramado conceptual cercano a lo político, lo cual nos da una nueva visión de todo lo que representa la gran bestia; siendo la opción más recomendable en esta sequía cinematográfica de inicios de año.