Aunque la tecnología fue introducida hace unos años, el mundo de la realidad virtual aún es un campo un tanto desconocido para la industria de los videojuegos; con experiencias poco elaboradas o que tratan de recrear juegos cuyo primer mercado son las plataformas tradicionales.

Después de entregarnos un par de experiencias del estilo mencionado, Ubisoft lanzó Transference, una obra que va más allá de lo presentado hasta el momento, que demuestra lo que puede hacer la realidad virtual para entregar nuevas formas de adentrarnos en los interactivos.

El juego nos pone en medio de una simulación virtual creada por Raymond Hayes; la cual tiene como objetivo replicar la consciencia humana, razón más que suficiente para usarnos a nosotros y a su familia como conejillos de indias.

El título transcurre dentro de una serie de cuartos con un puzzle específico que debemos de resolver para avanzar y completar la simulación; no obstante, y aquí es donde tiene su gran virtud el juego, deberemos de interactuar con todos los personajes para poder cumplir nuestro objetivo. No estamos hablando de hablar con ellos o darles objetos como en títulos tradicionales; literalmente, deberemos de cambiar de lugar para obtener una nueva visión de campo.

Lo que hace Ubisoft es tratar de recrear lo más fiel posible las distintas interpretaciones que varias personas pueden tener de un mismo objeto; en este caso, de la simulación. El hijo de Raymond verá de manera distinta el cuarto, por lo que tendrá acceso a varios objetos que su madre ve, por no tener una misma representación visual de estos. 

Esta es una manera única de afrontar los acertijos, pues por lo general el jugador está cerrado a su propio horizonte de experiencia; aquí nos vemos obligados a cambiar nuestra manera de pensar, para situarnos en los zapatos de otro; por lo menos de manera virtual.

Asimismo, se nota que la obra está pensada para jugarse en un visor de realidad virtual; si bien es posible cambiar a una imagen tradicional para jugar en pantalla de televisión, el efecto no es el mismo; pierde gran parte de su esencia en este formato.

Nosotros lo jugamos en un PS VR y te podemos decir que el nivel de inmersión es el adecuado. Eso sí, como otras experiencias VR, si no estás acostumbrado o te mareas fácilmente, el título puede fastidiarte al poco tiempo, sobretodo por las tonalidades obscuras que maneja.

Sin lugar a dudas, Transference es lo mejor que hay en este momento en lo que se refiere a juegos dedicados al VR; realmente aprovecha de todas las capacidades del formato, dejando una buena sensación, principalmente por fundamentarse en un gameplay único que no puede repetirse en pantallas tradicionales.