Cuando se anunció Dragon Quest Builders, la gran mayoría asumió a este singular spin-off como otra copia más derivada del éxito de Minecraft; Square-Enix no hizo mucho de su parte para desmentir esto, más allá de la estética de los personajes, el modo de juego, menús y estructura del mundo donde se desarrolla el título, remitían a la obra de Mojang. Ahora que el juego está en nuestra manos, con alegría podemos decir que estábamos equivocados.

El primer gran diferenciador es que aquí tenemos una historia que sustenta la aventura. Tú tomas el control de un constructor o constructura (puedes elegir el género), la última persona en el mundo que aún posee la capacidad de modificar la naturaleza para darle "vida" a armas, casas, muebles y demás; tu deber será hacer uso de esa habilidad para regresarle su gloria al reino de Alefgard, el cual ha caído en el caos y la obscuridad por culpa del malvado Dragonlord y su ejército de monstruos.

Por lo anterior, al principio no tendrás mucha libertad, pues se te darán tareas determinadas para acceder a diversas habilidades y conocer a fondo el sistema de construcción; desde la creación de armamento básico, hasta los elementos necesarios que deben de llevar distintos edificios. Conforme pases esta especie de tutorial, el juego irá rompiendo sus limitantes para que tú puedas usar tu genio creativo, tanto en las misiones principales, como en el mundo en general.

Esto se combina con el sistema RPG tradicional de la franquicia; podrás mejorar tu equipamiento y herramientas, encontrar y crear items especiales, subir de nivel y mejorar tus estadísticas, etcétera. Esto con el fin de enfrentarte a los enemigos que están regados en todo el mapa, incluyendo a los jefes característicos. En otras palabras, al mismo tiempo que reconstruyes el reino, te preparas para hacer frente a diversas amenazas.

Para lograr lo anterior tienes mecánicas de juego por demás intuitivas. Los materiales e items que obtengas de la naturaleza, enemigos o ciudadanos, se situarán en una barra en la parta inferior de la pantalla, accederás a ellos con la cruz direccional y los activarás con el botón de cuadro; tu equipamiento, así como planos de edificios y "recetas" las podrás ver en el menú general del juego; mientras que los ataques los realizarás con el botón de triángulo. Aunque en estadios avanzados del juego se añaden ciertos elementos extra, la base es lo anteriormente descrito, no necesitarás nada más.

En la parte técnica podemos decir que Builders es modesto. Los efectos de sonido son los mínimos, no hay trabajo vocal, todo se limita a textos, algo que puede resultar enfadoso pues a veces las explicaciones son reiterativas y muy largas; por su parte, las gráficas tampoco son espectaculares, algo extraño viniendo de Square, aunque tampoco son para aventar el control a la pantalla, cumplen con su cometido y se insertan en el contexto de la obra; eso sí, son infinitamente superiores a los gruesos pixeles de su similar de Mojang.

Square-Enix supo adaptar muy bien el concepto dotándolo de una identidad propia sin alejarse de el género de construcción creado por Minecraft. Los fans pueden estar seguros que se divertirán durante varias horas con este juego y entenderán un poco el porqué de la fiebre por la edificación virtual, mientras que aquellos veteranos encontrarán un aliciente en la trama detrás del título, misma que va de la mano con la todo aquello que pueden esperar de un sandbox de este tipo.