En la antigua Roma, los Lupercales se celebraban del 13 al 15 de febrero para purificar la ciudad y celebrar la salud y la fertilidad.
Su nombre deriva de Luperca, la loba que amamantó a los gemelos Rómulo y Remo, y estaban dedicados al dios Pan Liceo, señor de la naturaleza y de los animales salvajes, en particular de los lobos y las cabras.
Se trataba de una fiesta pagana en donde jóvenes casi desnudos y vestidos únicamente con pieles, perseguían mujeres golpeándolas con tiras de piel de cabra para “procurarles” la fertilidad.
Sin duda, los Lupercales era una de las celebraciones más desinhibidas de la antigua Roma. Se dice que en ella se inmolaba a una cabra y a un perro.

¿Qué se hacía en los Lupercales, festividad de la antigua Roma que se celebraba el 15 de febrero?
El origen de los Lupercales no está claro, pero según Ovidio, se remontan a los tiempos de Rómulo, el fundador de la ciudad.
Según una leyenda, durante su reinado se produjo un episodio prolongado de esterilidad, por lo que las mujeres realizaron un peregrinaje al bosque sagrado de Juno, la diosa del hogar.
Esta les habría dicho que debían ser “penetradas por el sagrado macho cabrío”, en alusión al dios Fauno Luperco, divinidad de los rebaños y de los bosques.
Entonces, un augur etrusco interpretó la profecía, sacrificó una cabra y con su piel golpeó la espalda de las mujeres, estas, al cabo de diez lunas (unos nueve meses solares) dieron a luz. Y así nacieron los Lupercales.

Plutarco describía que las fiestas iniciaban con el sacrificio de una cabra y de un perro en la gruta Lupercal, situada en el monte Palatino, donde según la leyenda habían sido amamantados Rómulo y Remo.
La ceremonia era oficiada por los Lupercos, jóvenes sacerdotes dedicados específicamente a ello, que iniciaban a dos nuevos miembros del sacerdocio.



Los dos nuevos Lupercos se impregnaban la frente con sangre de los animales sacrificados y ataban sus pieles a modo de taparrabos para después, disfrazados con máscaras de lobos, golpear a las mujeres.
Y, aunque actualmente los Lupercales serían mal vistos, en la antigua Roma tenían un significado simbólico representado por el doble “disfraz” de lobo y de cabra:

Como dioses lobo reafirmaban su dominio sobre la naturaleza, y como dioses cabríos se creía que realmente propiciaban la fertilidad en las mujeres.
Finalmente, los Lupercales solían asociarse a los orígenes de San Valentín, pero en realidad tenían mucho más en común con el Carnaval.
Por ello, durante años estas festividades se seguían prefiriendo por encima de la Fiesta de la Purificación de la Bendita Virgen María, con la que fueron reemplazadas.
Y es que los santos católicos y cristianos ofrecían la salvación en otro vida, pero menos alegrías en esta.