Inspirada en la fábula del mismo nombre por Oscar Wilde, llega esta película con un profundo dolor y crudeza para la fracción mas necesitada de West Yorkshire al norte de Inglaterra.

La directora Clio Barnard, retrata a una sociedad en constante necesidad y desesperación siguiendo a sus dos personajes principales Arbor –interpretado increíblemente por el joven actor Conner Chapman- y Swifty (Shaun Thomas). Barnard describe a sus personajes por sus acciones, el diálogo sale sobrando en la mayoría de las escenas donde interactúan.

La historia atrapa desde el inicio al espectador llevándolo por este viaje de terror para el público inglés, pero algo común en suelo mexicano.

La necesidad, los gritos y la desesperanza, viven con estos personajes que buscan el sobrevivir; la crudeza que es casi palpable, una influencia directa de “Los Olvidados” de Luis Buñuel y “Ladrón de Bicicletas” de Vittorio de Sica.

La cámara es un personaje más en el estilo de esta realizadora que es cómplice de los múltiples robos y desvalijos por la búsqueda de cobre por los dos personajes principales. La cinta cuenta con un excelente Score que levanta donde la historia tiende a detenerse, esto gracias al multitalentoso Harry Scott mejor conocido por su trabajo en “Shame” de Mcqueen o “Hard Candy” de David Slate.

La fotografía, en partes, retrata lo bello de la destrucción humana y en otras intenta ser un documental que capta más acciones que estética, más contenido que estilo. Un verdadero avance a sus proyectos anteriores de Mike Eley, como “Marley” o “1234”.

El gigante egoísta es una cinta de reflexión que es difícil de recomendar, es como recomendar a un dentista. Como espectador es un viaje a lo mas primitivo del primer mundo. Altamente efectiva si se busca algo diferente a todas las pelis del verano.