La clamidia es una enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Esto podría hacernos pensar que las mayores concentraciones de estos organismos se encuentran en sus huéspedes humanos, pero una reciente investigación descubrió diversas y abundantes poblaciones en las profundidades del Ártico.

El estudio, publicado en el medio especializado Current Biology, detalla que esos núcleos de Chalmydia trachomatis viven en sedimentos profundos del Océano Ártico, bajo condiciones desprovistas de oxígeno, a alta presión.

Se pensaba que la clamidia sólo podía sobrevivir en un organismo huesped

Los autores refieren que las clamidias y las bacterias relacionadas, que de forma colectiva son denominadas Chlamydiae, dependen de las interacciones con otros organismos para sobrevivir, como animales, plantas y hongos, e incluso con seres microscópicos, como amibas, algas y plancton. 

Pero la nueva investigación, realizada por un grupo internacional de especialistas, descubrió numerosas especies nuevas de Chlamydiae creciendo en sedimentos profundos del Océano Ártico, en ausencia de organismos hospedados aparentes. 

Hallazgo de clamidia en el Ártico fue totalmente inesperado

Los científicos realizaron una expedición al Castillo de Loki, un campo de ventilación hidrotermal de aguas profundas en el Océano Ártico, entre Islandia, Noruega y Svaldbard.

Su objetivo era estudiar los microbios que viven a más de 3 kilómetros bajo la superficie del océano y varios metros en el sedimento del fondo marino del océano, entorno que carece de oxígeno y formas de vida macroscópicas.

De forma completamente inesperada, el equipo de investigación descubrió parientes de Chlamydia muy abundantes y diversos.

Un descubrimiento importante para la ciencia

Jennah Dharamshi de la Universidad de Uppsala en Suecia y autora principal del estudio, reconoció en un comunicado:

“Encontrar Chlamydiae en este entorno fue completamente inesperado y, por supuesto, planteó la pregunta de qué estaban haciendo allí”.

Jennah Dharamshi, autora del estudio.

En tanto, Thijs Ettema, profesor de Microbiología en la Universidad de Wageningen, destacó que al explorar un entorno tan distinto, pudieron aportar información importante a la ciencia.

“Esto nos afirma cuánto queda por descubrir”.<br>

Thijs Ettema, autor del estudio.