El estrés es uno de los problemas de salud más comunes en la actualidad y la Organización Mundial de la Salud considera que afecta negativamente a la salud psicológica y física de las personas. Al respecto, un estudio científico explica qué pasa y cuáles son los efectos de vivir con un cerebro estresado.  

Se conoce como estrés a la respuesta biológica que se genera cuando una personas se enfrenta a una situación de alta tensión o un problema difícil de resolver; las consecuencias de esto son una serie de cambios químicos y físicos en todo el cuerpo, principalmente en el sistema nervioso. 

El estrés, igual que las emociones, es algo difícil de medir, pues cada persona las vive de una forma distinta y la intensidad puede variar demasiado entre unos y otros, pero científicas de la Universidad de Málaga lograron identificar dos efectos que dicho estado tiene sobre el cerebro. 

Las investigadoras Carmen Pedraza (Catedrática de Psicobiología) y Margarita Pérez (Profesora de Fisiología y Neurocientífica) explicaron en un artículo publicado en The Conversation, que el estrés provoca principalmente dos cambios negativos y perjudiciales en el cerebro: afecta al sistema inmune y reduce la neoplasticidad.

La investigación destaca que cuando el cuerpo humano está sometido a altos niveles de estrés, el cerebro reacciona como si hubiera una infección presente y activa las funciones del sistema inmune que usualmente serían necesarias para eliminar un agente patógeno; es decir: provoca la movilización de las células que combaten infecciones, lo que desemboca en inflamación.

La segunda reacción en cuestión tiene que ver con la neoplasticidad, que es definida como “la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a nuevas experiencias". Con la definición anterior, las autoras concluyen que el estrés reduce nuestra capacidad de adaptarnos  y aprender de las nuevas situaciones"