México.- La desaparición de cinco hombres sordomudos en Piedras Negras, Coahuila durante febrero de 2012 derivó en una investigación en la Subprocuraduría de Personas Desaparecidas que terminó en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Piedras Negras.

El penal estuvo bajo control del cártel de Los Zetas de 2010 a 2012 durante el cual se dedicaron a fabricar uniformes, fundas y chalecos antibalas para sus integrantes, así como alterar los vehículos para ocultar drogas, armas y dinero e incluso, el mismo penal fungió como escondite cuando las fuerzas federales realizaban operativos.

Los Zetas consumaron la ejecución de 150 personas secuestradas en el norte de Coahuila dentro de las instalaciones, cuyos cadáveres fueron arrojados a un río aledaño, según el responsable de la indagatoria, subprocurador Juan José Yáñez.

Las víctimas eran en su mayoría integrantes de la delincuencia organizada, destaca el Diario de Coahuila, que a su vez retoma información a la que tuvo acceso El Español como parte del seguimiento de la detención de Humberto Moreira, quien fue gobernador de la entidad en el periodo de control del penal por parte de los narcos.

El procurador Homero Ramos Gloria advirtió que entre los ejecutados podría haber personas con reporte de desaparición.

La investigación en el penal de Piedras Negras se inició a finales de 2014 y mediante testimonio se supo que dos personas desaparecidas fueron conducidas en los alrededores o dentro del centro penitenciario, sin que se les volviera a ver.

Ello fue el inicio de la documentación de crímenes, entre los que se incluyen a los cinco vendedores sordos: José Martín Morales, José Antonio Ángeles, José Luis Vallejo, Jorge Espinoza y Manuel Adrián González.

Uno de los métodos para deshacerse de los cadáveres era la incineración a través de las denominadas 'cocinas' que se construyen con toneles y diésel.