Tras su paso por el Museo Nacional de Historia Americana del Smithsonian que añadió más de 10 objetos de Breaking Bad, y donde Bryan Cranston volvió a ponerse el mítico sombrero de Heisenberg, se sentó a platicar con la revista Playboy donde habló sobre su dolorosa infancia. 

El actor empezó por contar que fue un niño tímido, un introvertido en la escuela secundaria, pero todo tiene un por qué.

Su comportamiento comenzó cuando su padre abandonó a su familia. Él tenía 11 años. Las cosas eran difíciles porque su madre era alcohólica? 

?Yo estaba aturdido por todo, porque hasta los 11 años fue una buena infancia?, dijo. 

Él sentía que parte de su vida se desmoronaba: ?Había perdido a mi madre por el alcoholismo, perdí a mi padre físicamente. Perdí mi casa. Nuestra casa por la ejecución hipotecaria . Entonces, esperaba que el otro zapato cayera?. 

Creía que si se mantenía desapercibido, los problemas dejarían de perseguirlo. 

?Yo estaba demasiado conmovido para ser asertivo. Se sentía más seguro mantener la espalda contra la pared y sólo observar?. 

Por suerte, él no dejó que su infancia afectara su presente, por el contrario, lo impulsó e inspiró para la realización de uno de sus papeles más dramáticos, incluyendo su estelar en Breaking Bad. 

Por otro lado, reveló tener cierto interés por la política. 

?Soy un político encerrado en mi corazón. Me encantaría estar involucrado en la política, sólo por el sentimiento altruista de hacer mejor la vida de las personas?, dijo y agregó, ?creo que en algún momento de mi vida, si dejo de actuar y estoy viviendo en una pequeña comunidad, como en un pueblo de 700 personas, nada tan grande como Los Ángeles, podría tirar mi anillo en el sombrero, y ser candidato a la alcaldía?.