Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania -en 1958- se encontraba en una etapa de paz aparente, dividida, pero en paz, los crímenes de la guerra fueron enterrados, el pueblo decidió callar todas las atrocidades cometidas. Otra historia comienza: un joven abogado cae por azar del destino en un caso que cambiará su perspectiva para siempre, ¿cómo es posible que alguien en Alemania no sepa de los campos de concentración y las atrocidades? Ahora, los que alguna vez fueron soldados de alto rango en el partidos nazi, tienen vidas normales y cargos importantes en el gobierno. El abogado Johann Radmann cuestionara el por qué olvidar llegando hasta desconfiar de su familia.
Giulio Ricciarelli dirige y coescribe esta película basada en hechos reales. Un filme de reflexión para el pueblo alemán que decidió voltear a otro lado cuando se trataba de los campos de concentración y los crímenes cometidos. Con una hechura de primera calidad el realizador toca los puntos clave para estudiar sobre el olvido social a lo vergonzoso que cometemos. Ricciarelli muestra sus habilidades de dirección actoral y en su mayoría logra un excelente desarrollo con su elenco, por lo menos en su premisa y desenlace.
Desafortundamente, "La conspiración del silencio" apenas consiguió distribución internacional. Extrañamente Alemania la metió a concursar a los Oscars pero fue ignorada por La Academia para su nominación. El realizador, que también es actor, entrega un proyecto de pasión que en ocasiones cae en ritmo y narrativa. Trata de abarcar lo más posible pero se dispersa y hace que el espectador pierda el interés. Quizá el desacierto más grave es la historia de amor que se decidió incluir.
Dejando a un lado esto, el filme busca hacer una reflexión de cómo la humanidad trata de desaparecer cualquier indicio de culpa por cualquier crimen; sin embargo, es muy cierto que aquel que olvida su historia está destinado a repetirla.
En términos generales es una buena película que debe ser vista y comentada. En nuestro país pasan cosas similares que decidimos mejor dejar al olvido, este es un buen inicio para hacer una introspección social de nuestras acciones.