"¿Los gays nacen o se hacen?" es sin duda la pregunta más común que se formula cuando de cuestionar la diversidad sexual se trata, pues a pesar de que ninguna identidad debería ponerse en tela de juicio, aún sucede cuando hablamos de personas no apegadas a la heteronorma. 

Sin embargo, los resultados del estudios más grande que se ha hecho en la historia sobre el tema concluyeron que la orientación sexual -es decir, que te gusten los hombres, las mujeres o ambos- no está definido por un sólo gen.

La investigación que analizó el ADN de medio millón de personas, encontró que al igual que la mayoría de las características que nos convierten en individuos, están determinadas por múltiples regiones del genóma. 

Es imposible predecir la orientación sexual de una persona en función de su genoma”

Ben Neale, Broad Institute de Harvard y MIT

En contraste con la teoría que surgió en a década de 1990 sobre la existencia de un "gen gay", pues según explican las y los expertos involucrados, la orientación sexual tiene un componente genético, pero depende de una gran cantidad de genes. 

“No hay un único gen gay, sino muchos pequeños efectos genéticos distribuidos en el genoma”

Ben Neale, Broad Institute de Harvard y MIT

Al indudable hecho de que la atracción hacia uno u otra género se expresa desde la genética, se agregan detalles presentes en el entorno en que una persona vive y se desarrolla. 

El equipo de investigación que está conformado por representantes de un gran número de países americanos y europeos, ilustra todo esto haciendo una comparación con características como la altura de una persona: 

Si bien es cierto que la genética heredada da cierta predisposición a ser más o menos alto, factores externos como la actividad física y la nutrición influyen en el resultado final.  

Hasta el momento, se ha encontrado cinco posiciones en nuestros cromosomas que están relacionadas con la orientación sexual y se presume que hay cientos o miles de marcadores relacionados con ella. 

“Es un comportamiento complejo donde la genética juega un papel. El efecto del ambiente existe, pero no podemos medirlo exactamente”

Fah Sathirapongsasuti, 23andme.com

Con información de AFP.