Pachuca, Hgo., 5 Dic. (Notimex).- A su llegada al escenario, los aficionados recibieron un paliacate, en recuerdo al que utilizó por años amarrado a su cabeza el "Cóndor"; además, algunas personas portaron retratos, otros vistieron playeras con la foto o el número del guardameta y muchos más llegaron con flores.
Por la puerta principal ingresó el ataúd con el cuerpo del atleta, cargado por la plantilla de Pachuca, que exhibió su tristeza por la partida del compañero.
"Venga Calero! Venga Calero!", coreó la porra de "Tuzos" como si se viviera un partido de futbol, al igual como le gritaban cada vez que defendía la meta de los albiuazules.
Al fin, como triunfador, lo hicieron sus compañeros dar la vuelta olímpica, la de los campeones, porque en la cancha estaban los trofeos que ganó, los cuatro de liga, igual de Concacaf y el de la Copa Sudamericana.
Los aplausos se desgranaron desde la tribuna por los miles de aficionados, al tiempo que sus familiares se redimían del dolor ante la solidaridad del público que a cada instante enalteció el legado del "Cóndor".
El adiós se dio entre aplausos, cánticos y porras, el cuerpo fue sacado por la puerta principal, por donde caminó al vestidor, pero ahora para ser cremado y sus cenizas serán divididas, una mitad como pertenencia de su familia, que se las llevará a su natal Colombia, y la otra de Pachuca, para honrarlo.