La justicia es divina, dicen por ahí, y así lo saben los Tigres de la UANL que hoy consiguieron lo que se les negó el semestre pasado cuando perdieron ante las Chivas una final en la que habían sido mejores.
En lo que fue una más que digna Final Regia, la primera en la historia del futbol mexicano, fueron los universitarios los que se impusieron de gran manera a los Rayados de Monterrey, con lo que le bordarán la sexta estrella a su escudo.
No habían pasado ni dos minutos del partido cuando los Rayados de Monterrey ya se encontraban arriba en el marcador. Fue tras una jugada que constó tan solo de tres toques: un pelotazo desde la zona de Monterrey que Funes Mori bajó con el pecho para Dorlan Pabón, quien remató de primera intención para vencer a Hugo González.
Monterrey siguió siendo más peligroso en los minutos inmediatos, pero con el pasar del partido, los Tigres se hicieron con la posesión del esférico y comenzaron a generar algunas jugadas de gol hasta enmudecer el Estadio BBVA Bancomer.
Fue hasta el minuto 30 cuando el equipo universitario por fin encontró el tanto del empate gracias a Eduardo Vargas, quien después de recibir el esférico en la media luna, sacó un potente disparo cruzado al que Hugo González no pudo atajar, en un claro error del guardameta.
Monterrey sería sorprendido de nueva cuenta tan sólo cinco minutos después de recibir el primer gol, cuando en un tiro de esquina cobrado en corto, Rafael Carioca mandó un gran servicio que Francisco Meza se encargó de meter en la portería de Rayados y silenciar a la afición local.
Lo que parecía que sería una difícil misión para Tigres al principio del partido, ahora significaba un gol de ventaja al medio tiempo, a 45 minutos de bordar la sexta estrella en su escudo.
Ya en el complemento, Rayados adelantó líneas en busca de marcar el gol del empate lo más pronto posible y así evitar la clásica desesperación que surge con el pasar de los minutos para un equipo que se encuentra perdiendo una final.
Al minuto 55, Rayados tuvo su primera oportunidad de empatar el partido, cuando Luis Fuentes aprovechó una mala marca de Tigres y disparó en pleno corazón del área; sin embargo su disparo fue sin dirección y Nahuel Guzmán se encargó de rechazar el balón.
El partido comenzó a quedarse sin medio campo, pues las transiciones de ambos equipos pasaban de la defensa a la ofensiva con muy pocos toques, e incluso estuvo a punto de marcar el tanto del empate en al menos tres ocasiones, pero Nahuel Guzmán estuvo atento para sacar disparos de Pabón y de Funes Mori, mientras que un disparo de César Montes pasó a milímetros del poste.
Enner Valencia, quien hizo un gran sacrificio físico, tuvo que abandonar el campo de juego, por lo que el ‘Tuca’ se vio obligado a darle minutos a Ismael Sosa, en un partido donde Rayados ya asfixiaba a unos Tigres que se dedicaron a atacar al contragolpe.
Al minuto 81 llegaría la jugada clave del partido, cuando en una jugada a balón parado, el árbitro decidió marcar la pena máxima a favor de Monterrey por una supuesta falta de Gignac sobre Benítez.
El encargado de cobrar desde la pena máxima fue Avilés Hurtado, quien increíblemente mandó su disparo muy por encima de la portería de Nahuel Guzmán, transformando el BBVA Bancomer en un auténtico cementerio.
Monterrey no se desanimó y siguió atacando para marcar el ansiado gol del empate, pero el reloj ya era un rival más y tan sólo quedaban menos de cinco minutos para lograr lo que sería una auténtica proeza.
Al final, el penal fallado por Hurtado pesó más que cualquier losa posible y fueron los Tigres los que se llevan el merecido título como el equipo más grande del futbol mexicano.
Mientras que Rayados vuelve a perder una final en casa, después de caer ante Pachuca hace algunos torneos, y ahora ni más ni menos que ante el acérrimo rival, una final que sus aficionados jamás olvidarán.