El grupo de ganadores llegó en un carro de bomberos al Palacio de Nariño, la casa de gobierno en el centro de la ciudad, tras un recorrido de más de 15 kilómetros por las calles capitalinas donde miles de personas los aclamaron.

Tras su arribo y ser recibidos por el presidente a las puertas del palacio, los medallistas recibieron la mayor condecoración del país, la orden de Boyacá, y más tarde en un discurso el mandatario anunció que se les otorgaban becas en la universidad militar Nueva Granada para que cursen la carrera que quieran.

Para todos los deportistas del país que hayan resultado campeones y sus entrenadores, Santos dijo además que firmó anoche un decreto en el que se les otorgarán subsidios para la compra de vivienda.

Entregó ocho autos a los medallistas, donados por la firma Kia, y anunció que para los juegos de Rio de Janeiro del 2016 ya tramitan la asistencia de entrenadores cubanos, cuyo gobierno podrá así pagar "en especie" una vieja deuda de más de 50 millones de dólares canadienses con Colombia que se remonta a la década de 1980, según explicó Santos.

"Es una propuesta que hay en pie de una deuda que tiene el gobierno cubano con Colombia... para ver si esa deuda, que data desde hace años, sea pagada a través de capacitación, de entrenadores", dijo a la AP en la casa de gobierno Andrés Botero, director del instituto deportivo Coldeportes.

"Yo creo que hay muy buena intención de ambas partes y ya solamente falta... el visto bueno final del Banco de la República de Colombia, porque es al que le deben la plata. Hay una buena voluntad, hay un buen interés... creo que esta semana se define el tema", agregó Botero. El plan podría incluir becas deportivas para entrenamiento en La Habana.

El presidente también anunció la construcción de una pista de bicicross en Medellín, capital del departamento de Antioquia y a unos 250 kilómetros al noroeste de Bogotá.

La ganadora de la medalla de oro en BMX, Mariana Pajón, de 20 años, es oriunda de Antioquia y la nueva pista llevará su nombre, dijo el mandatario, sin detallar cuándo podría estar lista esa pista ni su costo.

Antes de los juegos de Londres "esperábamos en nuestras cuentas más alegres cuatro, cinco, a lo sumo seis medallas, y ustedes, con su talento y entusiasmo, rebasaron todos nuestros cálculos. ¡Ocho medallas olímpicas!", afirmó Santos, un conocido seguidor de los deportes y fanático del fútbol.

Tan solo en la edición de Londres, Colombia ganó el mismo número de medallas que en las nueve olimpiadas anteriores sumadas, de acuerdo con el mandatario.

"Nos convertimos en potencia olímpica de nuestra región, al ocupar el cuarto lugar en la medallería de América Latina y el Caribe, superados únicamente por Cuba, Jamaica y Brasil", dijo.

Colombia consiguió en los juegos una medalla de oro, tres de plata y cuatro de bronce.

Santos recordó como algunos de los atletas superaron las dificultades de la pobreza, la violencia de sus regiones y ahora son ejemplo en el país.

Apartadó, Urrao, Jamundí. Son nombres de pueblos de Colombia cuyos nombres suelen evocar una sola cosa: violencia y el único conflicto armado interno vigente en el hemisferio. Nada más.

Pero eso podría cambiar gracias a los medallistas olímpicos.

A diferencia de otros atletas, muchos de los colombianos deben "competir" no sólo con sus rivales, sino con su entorno: zonas azotadas por la violencia de la guerrilla, el narcotráfico, los paramilitares y los delincuentes comunes.

Un ramillete de ocho atletas, de los 104 colombianos que compitieron en 18 disciplinas en Londres, lo consiguieron con la medalla de oro, las de plata y las de bronce.

Ahora algunos destacan en entrevistas con la AP que quizá su ejemplo sirva para restarle a la ilegalidad y a la misma guerra nuevos miembros y que jóvenes se orienten hacia los deportes para conseguir el éxito, el ascenso social y una mejor calidad de vida para sus familias.

Catherine Ibargüen, de 28 años, nació en Apartadó, en Antioquia, a unos 450 kilómetros al noroeste de Bogotá. La zona fue azotada por años por el desplazamiento interno de campesinos, masacres, el paso de guerrillas, paramilitares, de nuevo guerrillas, carteles de narcotráfico, en un ciclo interminable de violencia.

En medio de eso, en la década de 1980, Catherine, cuya amplia sonrisa es conocida y conmovedora, dice que sólo jugó y saltó de niña.

"Mi infancia fue llena de alegría... a pesar de ser un municipio violento", dijo Ibargüen, de 1,80 metros de estatura y 69 kilos de peso, medallista de plata en los olímpicos al conseguir 14,80 metros en su último salto triple.

"A través del deporte mostramos la cara linda del Urabá (la región donde se encuentra Apartadó). Ahora queremos cambiar esa imagen de que es un municipio violento. Que (el mundo) vea que hay cosas bellas...(que somos) personas de buena imagen y que puedan venir a este municipio y que estamos trabajando para cambiar esa mala imagen de años atrás", agregó la atleta.

Ahora, dice, su meta es alcanzar el oro en los juegos de Río en 2016.

No muy lejos de Apartadó, en Urrao, también en Antioquia, vive Rigoberto Urán, de 25 años, quien logró en Londres la medalla de plata en la prueba de ruta del ciclismo.

De todos sus colegas medallistas, Urán es el único que no regresó inmediatamente a Colombia. Está en España compitiendo con su equipo, el inglés Sky.

Urán fue el único ausente en el homenaje que Santos rindió el miércoles a los medallistas.

La de Urán, el mayor de dos hermanos, es una historia común en Colombia: su padre fue asesinado a balazos por paramilitares cuando él tenía 14 años y le tocó para ayudar a su madre y su hermana, Martha Lucía, actualmente de 15 años, conseguir dinero para sostener a la familia.

Por eso vendía por las calles de Urrao "chance", un juego de azar similar a la lotería. También lavó autos en una estación de gasolina a la que llegaba cada día a las 6 de la mañana, narró su madre.

El asesinato de su padre en 2001 "nos tocó muy duro porque yo no trabajaba. La única entrada que teníamos era la de 'Riguito' con el 'chance''', dijo la madre del deportista, Ana Urán, de 47 años.

Fue el padre del atleta quien le regaló su primera bicicleta y lo animó a correr. Su madre dice que el asesinato de su esposo fue como el de muchos colombianos. Por un error, lo confundieron con un simpatizante de la guerrilla y eso era suficiente para ganarse la muerte en esos años en Urrao.

No hubo detenidos, pero sí recibió, aunque sin recordar el año exacto, una indemnización por 12 millones de pesos (unos 6.600 dólares) por la muerte de su marido. Fue en el gobierno del ex presidente Alvaro Uribe (2002-2010) cuando recibió el dinero, dijo.

Para intentar probar suerte, el joven Urán se fue a Medellín, capital de Antioquia, y allí fue reclutado por el equipo de ciclismo "Orgullo Paisa".

Después mudó a su familia a Medellín y se dedicó por entero al ciclismo, recordó la madre.

"Desde pequeño este muchacho ha tenido la mentalidad de ser una buena persona. El muchacho no cogió el mal camino, cogió un camino de paz con el deporte", agregó.

Quizá los logros de los deportistas en estos últimos juegos, dijo María Isabel Urrutia, medallista de oro colombiana en levantamiento de pesas en la edición de los Juegos de Sydney en 2000, les quite a los ilegales nuevos miembros.

"Normalmente los deportistas colombianas venimos de estratos muy bajos, pobres, de lugares apartados y eldeporte sirve como mecanismo para mejorar sus condiciones, no sólo deportivas, sino económicas, de vida, de educación", dijo Urrutia.

Es lo que piensa Yuri Alvear, medallista de bronce en Londres en judo en la categoría de 70 kilogramos.

"Yo era una persona de verdad de muy bajos recursos económicos y gracias al deporte he podido darle mejor bienestar a mi familia, vivir en mejores condiciones y yo pienso que el deporte sí vale la pena, porque si uno se esfuerza por conseguir lo que uno quiere, y por luchar, uno puedo conseguir los resultados y mejorar su nivel social", dijo Alvear, una joven de 26 años, licenciada en educación física de la Escuela Nacional del Deporte, en Cali, capital de Valle del Cauca y a unos 300 kilómetros al suroeste colombiano.

Como la menor de dos hermanos de una barriada pobre de Jamundí, en Valle del Cauca, Alvear comenzó a practicar judo en el colegio y luego se fue a Cali con una beca. Su medalla en los juegos de Londres hizo que la alcaldía de Jamundí moviera cielo y tierra para regalarle una vivienda.

Cuando el pasado 6 de agosto, Alvear llegó a su pueblo, la recibió Jhon Fredy Pimentel, alcalde de Jamundí y un notario para que firmara de inmediato los documentos de propiedad de una casa de tres pisos y cinco habitaciones totalmente amueblada, en un conjunto residencial con piscina, en una residencia ubicada en el centro de la localidad.

Tienen planes además de construirle una estatua frente al estadio de Jamundí para que "cada vez que un joven pase por ese monumento trate de imitar y seguir los pasos del bien y sobre todo buscar la posibilidad en eldeporte como una alternativa de vida", dijo el alcalde Pimentel.

Coldeportes atribuye el éxito de los medallistas en Londres —la mejor actuación de una delegación colombiana en toda su historia desde su primera participación en los juegos de Los Angeles en 1932_, a programas que vienen avanzando desde hace al menos una década.

Cuenta con un presupuesto nacional para el 2012 de 238.000 millones de pesos (casi 133 millones de dólares) en fondos estatales para financiar a cientos de atletas en todo el país y de los cuales se escogió a los mejores, dijo Juan Carlos Peña, subdirector de Coldeportes, quien además aseguró que esperan que la participación en Londres y las escuelas deportivas consigan cambiar un patrón cultural.

"Cambiemos el modelo, el modelo del 'chacho' (líder) del pueblo, que ya no es el 'bacan' (un hombre percibido como exitoso) del pueblo que extorsiona, que roba, del microtráfico, sino que el 'chacho' del pueblo es seguir los que los niños quieren: los deportistas", dijo Peña.

Los deportistas "son los que efectivamente con su sacrificio y con todo el sometimiento a la carga de entrenamiento pueden ser hoy los líderes".