En la revista Proceso de esta semana Jenaro Villamil empieza contando una anécdota:
En 1983, Emilio El Tigre Azcárraga Milmo invitó a comer a Francisco Rojas, secretario de la Contraloría del presidente Miguel de la Madrid.
A la comida acudieron dos periodistas de Televisa, Jacobo Zabludovsky y Guillermo Ochoa.
El caso es que ahí Rojas agradeció a Zabludovsky la trasmisión de unas noticias en 24 Horas.
Azcárraga le dijo al funcionario: ?No, Paco, no te equivoques, al único que tienes que agradecérselo es a mí. Éstos -dijo señalando a Zabludovsky y a Ochoa- son mis gatos?.
La fuente de Villamil es un libro de Andrew Paxman y Claudia Fernández sobre El Tigre Azcárraga.
Ese fue uno de ?los desplantes típicos del entonces propietario de la televisora?, que eran posibles gracias a ?la docilidad de Zabludovsky ante su jefe?.
El reportaje de Villamil es durísimo con Zabludovsky, el periodista que siguió hasta ?la ignominia? la línea de Azcárraga de ser soldado del PRI.
Jenaro recuerda que, también, ?Televisa fue el centro de las críticas de los ?bárbaros del norte? del PAN por silenciar las protestas del fraude electoral perpetrado en Chihuahua en 1986?.
El silencio y la mentira caracterizaron la ?escuela? de Zabludovsky en la televisión mexicana, como en 1976 cuando el presidente Luis Echeverría ?fraguó el golpe a Excélsior, en contra del equipo encabezado por Julio Scherer García, de la misma generación que Zabludovsky, pero en las antípodas del periodismo dócil?.
Cuenta Villamil que ?a principios de julio de 1976, en su noticiario 24 Horas, Zabludovsky envió a los jóvenes reporteros Ricardo Rocha y Pepe Cárdenas a entrevistar a los ejidatarios que invadieron unos predios de Taxqueña propiedad de la cooperativa de Excélsior. Buscaban difundir ?la justa reclamación? de los invasores... apoyados por el gobierno echeverrista?.
Para Proceso, ?Zabludovsky también tomó algunas iniciativas que fueron más allá de la línea gubernamental y en franco llamado represivo?. Como en 1982, cuando ?en pleno crescendo de las movilizaciones de la disidencia magisterial de entonces, Zabludovsky convocó a una campaña de bocinazos en contra de las protestas magisteriales?.
No podía Jenaro Villamil dejar de destacar lo siguiente:
?Uno de los episodios más criticados y recordados en redes sociales el jueves 2 de julio, ante la noticia del fallecimiento de Zabludovsky, fue la censura en su telenoticiario Diario Nescafé respecto de la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. La frase ?Hoy fue un día soleado?, pronunciada por Zabludovsky al día siguiente de la masacre, se convirtió en trending topic en Twitter?.
La última vez que Zabludovsky condujo el noticiero 24 Horas fue en enero de 1998. Sus palabras finales fueron: ?¡Gracias, señor Presidente!, buenas noches?, ello después de una llamada de despedida de Ernesto Zedillo.
Dejó Televisa en marzo del año 2000 ?en solidaridad por la renuncia de su hijo Abraham Zabludovsky?.
Después de eso, Zabludovsky se dedicó a lavar su imagen. Algún éxito tuvo, ya que el líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador lo elogiaba con frecuencia.
Cuando Zabludovsky dejó Televisa se llegó a pensar que había muerto el periodismo a la Tigre Azcárraga, es decir, altanero con los conductores de los programas informativos.
Era el mensaje que mandaron el hijo de El Tigre, Emilio chico, y el principal colaborador de este, Bernardo Gómez.
Tal vez así ocurrió durante un breve periodo. Pero rápidamente el estilo bravucón de El Tigre Azcárraga regresó a los noticiarios de Televisa, aunque ya no ejercido por el dueño de la empresa.
Emilio Azcárraga Jean, el heredero del viejo y maleducado Tigre, menos violento que su padre, ha delegado en Bernardo Gómez la tara de regañar y tirar línea a sus periodistas estelares, como Joaquín López-Dóriga y Carlos Loret de Mola, que hacen exactamente lo que dice el número dos de la televisora, un tipo que como Azcárraga viejo no se anda con delicadezas cuando da órdenes.
Ya se contarán las historias del trato que Gómez da a sus periodistas.