Era martes. Pasaron 5 minutos antes de que entabláramos un diálogo más allá del “hola, buenas tardes”. Luego de cerrar la puerta del taxi que tomé en Avenida Paseo de la Reforma en su cruce con Mariano Escobedo, la voz del locutor de la radio nos entretuvo en medio del tránsito vehicular que, para esa hora –las 6:10- desesperaba al más paciente. 

El taxista escuchaba el noticiero del Grupo Imagen. El reporte era sobre Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Todos habían estado precisamente en el lugar de donde yo venía: el Hotel Camino Real en Polanco. Su visita ahí fue la nota del  día.

Como ya lo había escuchado todo sobre ellos, quise saber algo nuevo, y comencé el diálogo con quien me dirigía a mi destino, una calle que dirige al Ángel de la Independencia –muy cerca de donde tomé el taxi, pero muy lejos cuando en todo el camino están sembrados cientos de carros.

Rompí mi silencio.

-¿Cómo ve a los candidatos?-

Mi pregunta, incisiva, supongo la haré de ahora en adelante. A cualquier ciudadano. Pero en esta ocasión, la respuesta tardaría más de lo esperado.

 -Pues… no sé… ¿usted cómo los ve?

El taxista –quien se dio cuenta de mi intención y buscaba no comprometerse con ninguno, por ahora- me la había volteado.

-Mire, estos últimos años me han parecido desastrosos, por lo que yo no votaría por el PAN, porque Josefina representa lo mismo que Calderón y lo mismo que Fox. El cambio llegó a México, en el 2000, sí, pero qué clase de cambio… en cuanto al PRI, mire, yo nací en 1990 y ciertamente no conozco como usted lo que era México en aquel entonces, pero sé algo de lo que ocurrió  en 1968, la matanza… entonces, no podría votar por el PRI, porque me da miedo que eso pudiera repetirse… creo que votaré  por  López Obrador, el menos malo… 

Lo del “menos malo” es un lugar común que por ningún motivo debería de usarse en argumentos, pero supe que así, con esas dos palabras, provocaría algo con mi interlocutor.

- ¿De verdad cree que es el menos malo? 

-Pues yo, de lejos, porque no soy aquí de la Ciudad, vi que gobernó bien el Distrito Federal, no sé usted, dígame… 

-Pues no, desde que estuvo López Obrador, qué  te diré, todo subió… por ejemplo mi tarjetón, costaba 200, 300 pesos, y ahora cuesta más de mil… o cuando llevaban mi carro al corralón, digo no es que sea mejor, pero cuando estaba el PRI (regente) ese mismo día me regresaban mi carro, y ahora no… tienes que ir a un lado y a otro…

-Pues de todo eso, sin duda usted sabe… 

-No, pero ¿a poco no te enteraste de lo que pasó  aquí?- señala con su mano Paseo de la Reforma, atestado de automóviles.

- Ah, sí, claro que lo supe, el plantón…

- Sí, mira, imagínate que tú trabajas ahí  (señala una tienda) y que de repente se pone el plantón y cierran todo esto, ¿a quién le vendes?, muchos negocios quebraron, y no sólo negocios, imagínate que vivieras por aquí, desde ahí la gente no lo quiere (a López Obrador).

- Pues tal vez si hubiera sido vendedor le hubiera vendido a los que se vinieron a apostar aquí… 

-No pero no era lo mismo… cerrar esto…  yo que traigo coche… desde ahí la gente ya no lo quiere.

-Pues mire, yo no podría votar por el PAN por una sola cosa, yo ya no quiero más muertos, ni uno… 

-No, pero eso era porque se le tenía que combatir al narco… imagínate si no se le combatiera…

-Pues yo he visto estadísticas que los niveles de consumo de droga han subido… 

-Pero imagínate que no se les combatiera… 

-Mire yo ya no quiero muertos… ¿usted conoce a alguna familia que le hayan matado a alguien?

-No pero…

-Pues yo sí, y conozco a varias… 

-Pero eso… pues tiene que ver con el narco… 

-Yo conozco varias y estoy completamente seguro que no tenían nada que ver… de hecho, yo soy (nací) en una de las zonas más complicadas ahorita… hay mucha violencia… y cuando le digo que yo ya no quiero más muertos, se lo digo porque pienso en mi familia, de verdad, la muerte los acecha, los ha copado, yo, señor, de verdad me pienso todos los días en la hora en que me hagan una llamada para notificarme de alguna desgracia… yo no quiero más muertos…  sólo eso.

-Sí, pero a los narcos se les tenía que combatir, porque andaban sueltos, no se les hacía nada y por eso no pasaba nada… 

-Pues mire, yo siempre he creído que el consumir drogas es una decisión personal, nadie te pone una pistola para que inhales… te la ofrecen en cualquier lado… 

-Sí, pero si eres joven luego no son fuertes, no sé tú qué tan fuerte seas, pero hay otros que son débiles y caen… 

-Por eso, yo soy joven, me han ofrecido, mariguana, algo que se llama popers, ácido… pero nunca he aceptado, es decisión personal y, claro, se vuelve un vicio.

-Pues ahí está, si ya te ofrecieron es por eso que le tiene qué combatir.

-Estoy de acuerdo, pero hay formas… yo quisiera más escuelas, más hospitales, menos pobreza, más albergues para vagabundos… 

-No, pero eso es aparte…

-Es parte de lo mismo, nuestros problemas, nuestro país… 

- Yo quisiera, mire en Guerrero hay gente que camina 1, 2, 3, 4, 5 kilómetros para llegar a su escuela, ¿por qué tiene que pasar eso? ¿no les pueden poner una escuela en su lugar de origen?

-Pero pues tú me hablas de las sierras, de esos lugares lejanos… 

-Todo eso es México…  

-Sí, pero el PRD aquí se aprovecha…  nos cobra mucha multa… y luego todo el transporte por eso está  carísimo… y luego López Obrador ya ves que decían que sería como Hugo Chávez, el dictador… 

-Eso se dijo en 2006…

-Son compadres, ellos dos son compadres…

-Yo no podría decir eso…

Faltaba menos de una cuadra para llegar al destino –ya habíamos pasado el Ángel- tenía que decir algo que a mí me dejara satisfecho y redondeara la plática con el taxista, como cualquier otra que cualquiera puede tener cualquier día con otro taxista.

-Mire, a mí me vale quién gane, claro que voy a votar, no pienso anular mi voto como muchos, y claro que me gustaría que ganara por quien yo vote, pero, ¿sabe?, lo que yo quiero, lo que en verdad deseo es que el próximo Presidente o Presidenta de México sepa lo que tiene en las manos y provoque un desarrollo notable, progreso, no más muertos, mejor economía, que usted ya no gaste tanto, que yo no tema por mi vida o la de mi familia… Me vale quien gane. Yo sólo quiero eso.

A las 6:40 me despedí sin quedarme con alguna palabra adentro. Sólo guardo la anécdota.