Nosotros y el tiempo contra quien sea, se dijeron los asesinos y el olvido; y se sentaron a contemplar su obra.

A veinticuatro años de distancia, la respuesta del pueblo de México es contundente; de pie y con la frente en alto, reafirma su compromiso de preservar los ideales de Luis Donaldo Colosio; la sangre derramada de mi hijo fertiliza el árbol de la unidad y la esperanza por un México de libertades, por un México de progreso, por un México de paz y de justicia.

El tiempo pasó y tras la ausencia de Colosio, no hubo deseos de venganza. Y aún persisten los anhelos de cambio y transformación social. No hubo intentos de notoriedad y protagonismo, más bien se diluyeron de a poco los amigos de Colosio, los discípulos de Colosio, los aprendices del Colosio vivo que por fortuna son muchos menos que los que aún seguimos intentando aprender de sus ideas, de sus compromisos, enfrentar sus retos y superar las adversidades que él no logró superar, pero que esperan su tiempo final, en el que habrán de ser vencidas para bienestar general de los mexicanos y para beneplácito de todo aquel que mueva al menos un dedo para rechazar las comodidades, los privilegios y los excesos del uso abusivo del poder.

Vale la pena no callar.  Vale la pena no vacilar. El mundo real es más intenso e impredecible que la ficción. En esta vida, los buenos no siempre ganan. Los innovadores y los vanguardistas, no siempre son comprendidos ni reconocidos. En la lucha cotidiana por reformar al poder y devolverle su esencia de propagador de bienestar colectivo, los pasos bien dados no siempre son valorados como útiles para los detentadores del poder político.

Se ha mentido a los mexicanos. Se dicen verdades a medias. Recordar a Donaldo es un grito y es un clamor por la justicia incumplida, es un reclamo por la congruencia, es comprometer todo, por las ideas y propuestas de grandes exigencias, es rechazar la comodidad y el privilegio.

Luís Donaldo marcaba su convencimiento por las libertades, por llevar al ser humano a la soberanía de su destino; de ahí su cita de Voltaire a favor de las libertades que permiten expresar pensamientos y opinión, aún a aquellos con quienes se difiere, o quizá, especialmente a aquellos con quienes se disiente.

La idea de una Nación que se hace fuerte desde las capacidades, desde la libertad y el desarrollo de cada mexicano, era la aspiración de Donaldo; él creía en una Nación que se fortaleciera de la diversidad y la pluralidad que tenemos; en una Nación democrática que abriera el futuro y que generara alternativas de progreso en cada rincón de su geografía. Por eso su insistencia en el desarrollo regional, pues deberían encontrarse mecanismos y fórmulas que ofrecieran respuestas distintas a problemas distintos. Por eso su rechazo a la injusta distribución de la riqueza; por eso proponía: pasemos de las buenas finanzas nacionales a las buenas finanzas familiares.

A Donaldo le preocupaba la enorme brecha que, desde entonces, se abría entre ricos y pobres; por eso su insistencia en el desarrollo social, en la generación de empleos; "sin desarrollo social, sin una vida digna para los que menos tienen, no hay democracia que se consolide, no hay prosperidad económica que se justifique".

La vigencia de sus ideas

A Donaldo no lo podemos revivir, pero sí le podemos hacer justicia; ése es el medio que tenemos para evitar que actos como éste se repitan, pues en la medida que impere la impunidad, se alientan las conductas que nos lastiman como Nación.

Animados por el pensamiento de Donaldo; dignifiquemos la política, ajustemos nuestra conducta personal a la edificación de una cultura política a la altura de los desafíos que enfrentamos.

Abandonemos la frivolidad que envanece, evitemos las disputas animadas por conflictos personales, dejemos de lado la mezquindad de propósitos; rechacemos el culto a la popularidad a costa de lo que sea; vayamos al debate de las ideas, de proyectos, de soluciones de fondo para darle viabilidad a la Nación.

Ideas que cobren vida en los hechos, palabras respaldadas en el ejemplo, ejemplos que honren las palabras; queremos hombres con ideas, sí, pero también que las ideas tengan hombres.

A veinticuatro años de distancia, Donaldo espera justicia; es tiempo ya de respuestas, es tiempo ya de cerrar esta herida de la Patria; es tiempo, ya, de cumplirle a Luis Donaldo Colosio. Nada sería más injusto para Colosio que el olvido. Nada sería más estéril para la evolución de este país que olvidar que Colosio fue asesinado por transgredir ideas de control de régimen, por prometer, impulsar, ayudar, intentar dar golpes de timón que compensaran el tiempo de espera de quienes menos tienen, que esperaban que un líder liberal, con firmes raíces éticas, con amor a la patria, con deseos de hacer bien las cosas y de superar los rezagos que veía y vemos muchos, pero que nadie dice y él los denuncio.

Después de la muerte de Luis Donaldo Colosio Murrieta, 23 de marzo de 1994, entonces candidato presidencial del PRI a la Presidencia de la República, los homenajes a este malogrado priista han sido discretos.

Desde entonces han transcurrido 24 años, pero aún se pueden rescatar algunos conceptos que siguen vigentes y son punto medular de lo que sucede en el México actual:

1.-  “No entendemos el cambio como un rechazo indiscriminado (al PRI) a lo que otros hicieron”.

2.-  “México no quiere aventuras políticas, no quiere saltos al vacío, no quiere retrocesos a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces. México requiere democracia, pero rechaza su perversión que es la demagogia”.

3.- “Reformar el poder significa hacer del sistema de impartición de justicia la instancia independiente de máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República”.

4.- “…No queremos candidatos que, al ser postulados, los primeros sorprendidos en conocer su pretendida militancia en el Partido, somos los propios priistas”.

5.- “Yo veo un México en el que los campesinos aún no reciben las respuestas que merecen. He visto un campo empobrecido y endeudado…”

6.-  “Yo veo un México con hambre y sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirlas; de mujeres y hombres afligidos por abusos de autoridades, o por la arrogancia en las oficinas de gobierno…”

7.- “Yo veo un México de jóvenes que enfrentan todos los días la difícil realidad de la falta de empleos, que no siempre tienen a su alcance los mejores caminos para su preparación y educación. Jóvenes que muchas veces se ven orillados a la delincuencia y a la drogadicción.”

8.-  “Es la hora de hacer justicia a nuestros indígenas, de superar sus rezagos y carencias y de respetar su dignidad. Como lo dije en San Pablo Guelatao, vamos a celebrar un nuevo pacto del Estado con nuestras comunidades indígenas.”

9.- “Es la hora de cerrarle el paso al influyentismo, la corrupción y la impunidad.”

10.- “Reitero que provengo de la cultura del esfuerzo, y no del privilegio. Como mis padres, como mis abuelos, soy un hombre de trabajo, que confía más en los hechos que en las palabras.”

Después de todo este tiempo el México de las carencias sigue vigente y las diez frases de Luis Donaldo Colosio, también.

La transición, la verdadera transición en el país todavía está en el imaginario nacional. Los pendientes políticos, económicos y sociales, ahí están. Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos.

Aún debemos reformar, limitar y transparentar al poder. Persiste el México con hambre y con sed de justiciaEl México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. La hora de las respuestas que él planteó aún no ha sonado. 

Colosio ganó la batalla de las ideas. Su desaparición física lo engrandeció y lo hizo inolvidable. Pensó en voz alta y anuncio acciones que pusieron a temblar a poderosos y a abusivos. Fue un hombre de su tiempo y un hombre que encaja exacto hoy y aún en el porvenir. Su pensamiento político ha sido usado indiscriminadamente durante los últimos 24 años por gente de todos los partidos.

Mantener viva su memoria es útil para cada uno de nosotros, es útil para  nuestro tiempo, es útil para México.