Preocupado por la postura de las autoridades universitarias de impedir el activismo electoral en la Máxima Casa de Estudios, con un mensaje claro en contra de los simpatizantes de la izquierda electoral, rescribo estas líneas, sobre la Política, el Futbol y la Universidad.
En 1994, el zapatismo y la segunda candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas agitaron a la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde inicios de año una gran cantidad de estudiantes comenzaron a movilizarse en favor de una, otra o ambas causas. No eran excluyentes. En la mayoría de las escuelas y facultades de la institución se desarrollaban asambleas o reuniones, muy nutridas. El movimiento estudiantil del 86-87, la visita, sin permiso, de Cuauhtémoc Cárdenas a la explanada de la Rectoría universitaria en 1988 y el Congreso Universitario de 1991, habían mantenido activa a una generación estudiantil que, se movilizaba permanentemente.
Por la propia dinámica del movimiento estudiantil y de los eventos que ocurrieron en los años pasados, las tendencias de los activistas estudiantiles estaban muy marcadas, aunque no eran pocos l@s estudiantes que se mantenían al margen de las distintas expresiones. En el primer trimestre del año, la Caravana Universitaria "Ricardo Pozas" alcanzó un impacto tremendo. Decenas de alumn@s viajaron a Chiapas con varias toneladas de víveres para las comunidades zapatistas, desafiando el delicado estado político y militar.
En el segundo trimestre del año, el ingeniero Cárdenas decidió que una vez más acudiría a la UNAM, a un mitin en la explanada de la Rectoría. Cárdenas, a diferencia de Andrés Manuel López Obrador, todas las veces que fue candidato a la Presidencia o al GDF, acudió a sendos mítines en la explanada de la Rectoría universitaria, en CU. Todos ellos muy nutridos y significativos, aunque cada uno se realizó en circunstancias diferentes.
De entre todas las expresiones de activistas estudiantiles, fueron tres agrupaciones, las que durante una semana, de día y de noche, inundaron de propaganda la Ciudad Universitaria y planteles cercanos a Ciudad Universitaria, invitando a la comunidad al mitin cardenista. Una provenía de la autodenominada corriente histórica del CEU, que en la huelga del 86-87, tuvo un papel destacado. Adolfo Llubere (FCPyS) y Fernando Belaunzarán (FFyL) eran sus representantes más notables. Otra estaba ligada al zapatismo, aunque en su momento criticó al cardenismo, lo apoyaban en esta coyuntura. La encabezaban Agustín Ávila y David Lozano, ambos de Economía. La última, la habían formado un colectivo de cccheros, cercana a las ideas cardenistas pero crítica y distante de los grupos tradicionales que lo apoyaban en la Universidad, como los históricos. Sus personajes más visibles eran los hermanos Carlos y Federico González, José Luis Cruz y, quien escribe esta nota. A la postre conformamos la RED universitaria.
Durante los días anteriores al mitin hubo concordia y armonía entre las agrupaciones estudiantiles. Son imborrables muchas de las imágenes que en esos días nos regaló el activismo estudiantil. La Universidad Nacional, sin duda, ha sido testigo de estos y otros momentos que han hecho la historia nacional.
Un día antes del evento, la paz entre las agrupaciones estudiantiles, amenazaba con esfumarse. En una reunión con académicos y trabajadores, participes de la organización, se acordó que el sector estudiantil tendría un orador y un moderador en el mitin del día siguiente. Había problemas serios porque habiendo tres grupos de activistas, sólo había dos espacios disponibles. Vale la pena hacer mención que desde luego unos no se sentían representados por otros, así que sería un lío llegar a un acuerdo. Como mención aparte, me pregunto si al final de cuentas las tribus partidistas, del PRD particularmente, no reprodujeron estos vicios. Me apresuro con la respuesta. Los jóvenes de entonces nos ideamos un método extraordinario para salvar el punto. El PRD está envejecido, sin ideas ni imaginación. Hasta sus menores de 30 años se han convertido en viejos prematuros.
Acordamos que en la noche nos reuniríamos en la Facultad de Filosofía y Letras para tomar la mejor decisión. Llegada la hora decenas de estudiantes acudimos a la reunión. Había tres candidatos para dos espacios. Los argumentos a favor y en contra de unos y otros eran sobresalientes, en algunos casos cómicos, en otros lamentables y provocadores; después de unas cuatro horas de debate infructuoso, cerca de la una de la madrugada, no había acuerdo. Sabíamos que no se podía votar porque era injusto. Entonces, surgió una idea que en unos minutos agarró consistencia: alguien, que no recuerdo, propuso que todo se definiera en un torneo relámpago de futbol, con tres equipos, todos contra todos. El equipo que hiciera más puntos pondría al orador, el segundo al moderador y el tercero se quedaría fuera. Los históricos aceptaron, nosotros aceptamos. Por último, los compañeros de Economía aceptaron, y únicamente lanzaron un reto: que su primer juego fuera contra los históricos.
Cerca de las dos de la mañana el estacionamiento de Filosofía y Letras se convirtió en un campo de futbol. Había no menos de ciento cincuenta activistas estudiantiles que no querían perderse la memorable cascarita. El primer juego lo empataron sin goles los de Economía y los Históricos; fue un juego muy trabado y cerrado, nadie metió gol en medio de una tensión insoportable. Si la memoria no me falla, del lado de Economía, jugaron Carlos Léon, Agustín Ávila, David Lozano y Miguel Xochiteotzin, y otros. Por los históricos jugaban Adolfo Llubere, Fernando Belaunzarán, Alexis Forcada y Carlos Bedolla, entre otros.
En seguida, tocó el turno a la RED contra los Históricos. De nuestro lado jugamos Federico Álvarez, su primo Agustín Rodríguez, mi hermano Canek y su servidor, y dos más. Del lado de los históricos jugaron los mismos. El juego concluyó empatado a un gol. Dos majestuosas jugadas por bando terminaron dentro de la portería del arco rival. Fue el partido más disputado físicamente. En el transcurso del juego, siendo el último hombre tuve que tlaquear vilmente a Belaunzarán, impidiendo que anotara el gol que pudo haber sido la diferencia. Fue un juego de alto nivel futbolístico, con llegadas fuertes y lleno de nerviosismo.
El último partido, entre la RED y los de Economía, fue de FairPlay. Ambos equipos pudimos tocar la pelota y elaborar jugadas de gol. Los exccheros, que éramos mejores, ganamos dos goles a uno. En la vieja puntuación oficial de FIFA el Torneo quedó así: 3 puntos para la RED, 2 para los Históricos y 1 para los de Economía. Federico González, fue el orador estudiantil en el evento; Adolfo Llubere, fue el moderador, y Agustín Ávila se quedó en el templete, fuera de reflectores.
Casi a las 4 de la madrugada concluyó el torneo relámpago. Una noche memorable y festiva precedió el magnífico mitin del ingeniero Cárdenas. El científico René Drucker Colín fue el orador más destacado, pues motivó con vehemencia a los miles de asistentes. Una vez más, la UNAM se convirtió en lo que vaticinó el legendario Rector Javier Barros Sierra: el espejo del mejor México posible.
Seis años antes, en 1988, Cárdenas abarrotó la misma explanada. Acudió a un eufórico mitin, sin el permiso de las autoridades universitarias. Con la fuerza de la razón, la comunidad universitaria desafió a sus autoridades. Valdría la pena refrescar la memoria de l@s universitari@s para evitar que el silencio oscuro atrape a la institución, en momentos claves y definitorios para la Nación.
Twitter: @bolivarhuertam