El fin de semana pasado leí con atención un texto de Enrique Krauze que se publicó en la revista Letras Libres en junio del 2006 que llevó por título “El mesías tropical”, en el que el prestigiado historiador hace un análisis de la personalidad de Andrés Manuel López Obrador, en la que resalta su aparente mesianismo, lo poco transparente de su gobierno cuando estuvo como jefe de gobierno de la hoy Ciudad de México, las contradicciones en el ejercicio del poder con personajes como Benito Juárez y Lázaro Cárdenas y el poco mundo que tenía el político de izquierda.  

El texto de Krauze, comienza describiendo la oficina que tenía el  entonces jefe de gobierno en el 2003, y resaltando el poco mundo del político tabasqueño y las  pocas salidas al extranjero de este personaje; solamente a Cuba y un breve viaje a los Estados Unidos. El universo del Andrés López Obrador, según el historiador  era solamente México y Tabasco, lo demás no le importaba.

La exaltación por parte del intelectual  del poco mundo del político tabasqueño, que ni siquiera contaba en 2003 con un pasaporte, para salir del país, y la descripción de un hombre apasionado por su tierra natal, da pie a Krauze para estigmatizar a López Obrador como alguien que tendría muchas limitaciones, para entender los problemas mundiales,  la complejidad de la globalización que impera actualmente, y comprender la democracia moderna, a la cual descarrilaría.

Tal vez para el ensayista de Letras Libres, sea mejor para gobernar y dirigir un país como México alguien mundano como Vicente Fox, que aconseja no leer los periódicos para vivir más contento,   pero con el suficiente mundo como para estrenar  unas botas vaqueras de charol que hacían juego con su frac  en una cena de gala con los Reyes de España, y de besar apasionadamente delante de las cámaras  a  Martha, teniendo por  escenografía  los monumentales edificios del  Vaticano, esto cuando la pareja presidencial buscaba  en ese lugar  gestionar la anulación de su matrimonio anterior y así poder contraer nupcias sin ningún impedimento de la ley canónica de la religión católica; por supuesto todo esto pagado con cargo al erario.

El texto de Enrique Krauze también destaca que la política de López Obrador, cuando fue jefe de gobierno, era muy diferente a la que ejerció Lázaro Cárdenas en los años treinta de siglo pasado, ya que el presidente michoacano, si bien es cierto repartió grandes extensiones de tierra, entre los campesinos, este reparto se hizo con el propósito de que los trabajadores del campo, fueran autónomos y prósperos, fue una medida popular y en cambio el político tabasqueño, regalaba vales de despensa para adultos mayores y madres solteras, lo que para el autor es una medida  populista, que además desmantelaba  toda una estructura de atención social que  había montado Clara Jusidman, en el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas.  

El llamar medida populista el otorgar una tarjeta a los adultos mayores, para la adquisición mensual de una despensa, me parece un error de parte del historiador,  ya que el autor del “Mesías tropical” no se da cuenta que este beneficio para personas de edad avanzada es considerado como una pensión universal, en un país como México donde  aproximadamente el 50 por ciento de la población de más de 65 años no cuenta con un esquema de pensión para su retiro y si cuenta con uno los ingresos por este concepto  en muchos casos estos muy reducidos.  

El esquema de pensión universal impulsado por López Obrador, no está focalizada para una determinada clase social, cualquier habitante de la Ciudad de México, de más de 68 años, tiene el derecho a recibirlo y no solo se beneficia el adulto mayor también tiene un impacto positivo  para los  establecimientos comerciales que aceptan la tarjeta, ya que aumentan las ventas de estas tiendas.

El subsidio a las gasolinas y el diesel, que se dieron en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón,  en mi opinión sí es  una medida populista  que beneficiaba  principalmente a personas de ingresos medios y altos y que tuvo un costo financiero brutal para el gobierno federal en general y específicamente para Petróleos Mexicanos (Pemex); solo en el 2012, el subsidio a los combustibles fue de 222,751.4 millones de pesos.    

Los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, son muy duros para cuestionar el populismo de los regímenes del fallecido Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, pero el vender gasolinas y diesel por abajo del costo de producción, no fue exclusivo de los regímenes bolivarianos, ya que los dos presidentes panistas habían tomado la misma medida populista, la única diferencia es que el país del cono sur es casi autosuficiente en la producción de esos combustibles, mientras que  México importa más del  50 por ciento del consumo interno.  

El gobierno de Felipe Calderón en 2009 instrumentó una política de incrementos mensuales de los precios de las gasolinas y el diesel, con el fin de disminuir los subsidios a estos combustibles, pero esta medida obedeció más a la crisis de ese año, causada por la baja del precio del petróleo y la crisis hipotecaria en los Estados Unidos y no tanto por hacer una verdadera política de precios de mercado, además de que terminó el sexenio del panista, todavía con un brutal subsidio.

La crónica de Krauze sobre López Obrador, narra las experiencias de corrupción que tuvo  el gobierno del tabasqueño y la opacidad en la construcción de los segundos pisos, lo que para el historiador,   es un símbolo que diferencia a esa administración del gobierno del presidente Juárez.

Los peores escándalos de corrupción que se dieron en la administración del tabasqueño fueron los  video escándalos, del empresario Carlos Ahumada, en donde se mostraba al tesorero del Gobierno del Distrito Federal, Gustavo Ponce de León  en un lujoso hotel de Las Vegas, apostando miles de dólares,  lo cual no correspondía a su sueldo, ni era ético para un funcionario de un gobierno que pretendía ser diferente y los videos donde se veía al que fuera secretario particular René Bejarano, tomando millones de dólares en las oficinas del empresario argentino.    

Gustavo Ponce fue acusado por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, por el delito de fraude genérico por más de 30 millones de pesos.

El ex funcionario negó la imputación de que autorizó 18 pagos con recursos de la Delegación Gustavo A. Madero, en beneficio de la empresa Pagosa SA de CV, por la referida cantidad. 

René Bejarano también fue acusado de corrupción y encarcelado, siendo la primera vez que altos funcionarios eran encarcelados y juzgados por su corrupción.

Carlos Ahumada, también fue detenido y juzgado por corrupción y años después reconoció que sí había sido un complot contra el gobierno de Andrés Manuel y que había recibido de Carlos Salinas de Gortari y de Diego Fernández de Cevallos, 68 millones de pesos.

Lo que sí queda claro es que la acusación del ex jefe de gobierno del Distrito Federal, de que había un complot contra su gobierno, era cierta.    

El texto de Enrique Krauze habla también de la mala reacción que tuvo el político tabasqueño, cuando fueron a reclamarle por la inseguridad en la ciudad y cómo es que su discurso reflejaba un resentimiento y odio para la gente de mayores recursos.

La protesta contra el gobierno de López Obrador por la inseguridad en el Distrito Federal, sí tenía un sesgo clasista y daba la sensación de que la falta de seguridad solo se daba en la ciudad de México por la culpa del jefe de gobierno, cuando la inseguridad era y es en casi todo el país y cargar la culpa en una sola persona, llevaba una carga política más de querer arreglar el problema.

En el 2006 la campaña de Felipe Calderón para la presidencia  se distinguió por la denostación  y el odio contra Andrés Manuel López Obrador; se montó una campaña negra contra el político tabasqueño, quien era llamado un “peligro para México” slogan que fue creado por el publicista  español Antonio Sola. La Fedape, atestiguó que más de 7 millones de emails anti López Obrador, salieron de ordenadores de oficinas federales, con lo que se comprobó que se desviaron recursos del erario para una campaña de odio. Las organizaciones empresariales sobre todo el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), fueron pródigas también en aportar recursos para la campaña negra contra el candidato de izquierda.               

El odio y desprecio de clase no partió del discurso de Andrés Manuel, sino vino de otro lado y actualmente sigue y se ve a diario en redes sociales donde la palabra naco, chairo, jodido etcétera es usado por personas para denostar a los seguidores del político de izquierda, realidad que contradice el ensayo de Enrique Krauze.

En una siguiente entrega seguiremos analizando el ensayo de Krauze, el “Mesías tropical”  que seguramente será reeditado y usado para golpear al líder de Morena en los próximos comicios electorales del 2018.