En la candente carrera presidencial, la única candidatura definida hasta el momento sigue siendo la de Manuel Andrés López Obrador en Morena, luego de que en el PAN y el PRD las disputas y desencuentros internos no permiten visualizar claramente a un posible candidato o candidata, mientras que en el PRI los aspirantes no tienen más remedio que asumir la obligada y aparente disciplina impuesta por su jefe político, el presidente Enrique Peña Nieto, quien expondrá en su momento la suprema decisión.
Apenas el jueves pasado, el presidente Peña Nieto fue cuestionado en la ciudad de Toluca sobre posibles cambios en su gabinete, ante lo cual dio a entender que no los habrá por ahora pero tampoco se pueden descartar. La alusión al tema era en especial referencia a la exigida renuncia del secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, por la tragedia del socavón en el Paso Express de Cuernavaca.
Fue aplicada aquí la regla no escrita del sistema político mexicano, respecto a no ceder a presiones, mucho menos a las procedentes de los partidos de oposición. Por ahora Ruiz Esparza parece haber salvado el cargo, pero se ubica como uno de los secretarios a ser relevados en los reacomodos que seguramente ocurrirán en muy pocos meses, quizás en semanas, como parte de los movimientos para la contienda presidencial.
Hay que recordar que en la primera quincena de agosto próximo, el PRI concluirá su XII Asamblea Nacional, con una sesión plenaria a celebrarse el 12 de ese mes, y desde ese día todo puede suceder, aunque el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, declaró que tal definición será hasta el primer trimestre del 2018.
Muy pocos creen que el PRI “aguante” hasta el 2018 la definición de su candidato, por la desventaja que ello implica ante los demás partidos y coaliciones, que por esos tiempos ya habrán definido a sus abanderados a la silla presidencial.
Pero sin duda la gran preocupación para el PRI sigue siendo López Obrador, que también representa un considerable riesgo para el PAN y el PRD porque se ha negado a cualquier alianza para disputar la presidencia, lo que significa que el tabasqueño tiene serios resquemores y animadversiones hacia esos y todos los demás partidos como el PVEM, el Panal y el PES.
De ganar la presidencia, Andrés Manuel no estaría dispuesto a compartir el poder con los priistas, panistas y perredistas, e incluso se prevé que emprendería persecuciones a diestra y siniestra, aunque llama mucho la atención su silencio en torno a los escandalosos casos de los ex gobernadores detenidos, como Javier Duarte de Veracruz y Roberto Borge de Quintana Roo.
El último “corte” nos indica que en el PRI siguen vigentes los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Chong Osorio; de Hacienda, Antonio Meade Kuribreña; de Salud, José Narro Robles; de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, y muy cauto como siempre, Manlio Fabio Beltrones ha señalado que en agosto decide si participa.
Aunque por ahora no parece tener muchas posibilidades, no hay que perder de vista a Luis Videgaray, el único de la lista que es integrante del poderoso Grupo Atlacomulco, y por supuesto de gran estimación y confianza del presidente Peña Nieto. Se dice que si las renegociaciones del TLC con Estados Unidos concluyen exitosamente para México, Videgaray tendrá ya media candidatura en la bolsa.
Aunque se sabe, por otra parte, que Peña Nieto es “frío” con eso de las simpatías y las candidaturas. Es conocida su predilección por las encuestas, con las que toma decisiones.
Pero hay sus excepciones: en el reciente proceso electoral del Estado de México, sede del Grupo Atlacomulco, a Peña Nieto lo venció su estimación y parentesco familiar con Alfredo del Mazo, quien pese a no estar bien posicionado en las encuestas, fue impuesto como candidato del PRI a la gubernatura, la cual estuvo a punto de perder.
Han surgido, en consecuencia, voces opositoras dentro del mismo PRÍ, como las de los ex gobernadores priistas Ulises Ruiz (Oaxaca), Antonio González Curi (Campeche) e Ivonne Ortega Pacheco (Yucatán), quienes exigen una consulta abierta para definir al candidato presidencial, aunque aquí el primer problema es su autoridad moral para exigir democracia, pues como gobernantes no fueron precisamente un buen ejemplo de buen gobierno y apertura democrática.
De las y los aspirantes de los demás partidos, en donde la situación luce bastante nebulosa, hablaremos en la próxima entrega de esta columna.
Gracias por el favor de su atención. Comentarios, sugerencias y aclaraciones, en el correo electrónico e_du_cam@hotmail.com
Twitter: @marioedua y en Facebook: