La vida es una constante elección. En todo momento tomamos decisiones sobre diferentes situaciones, la mayoría de las veces hacemos las cosas sin tomar conciencia de ello. Desde que despertamos, decidimos a qué hora
levantarnos, cuánto tiempo dedicamos para arreglarnos, cómo nos vamos a vestir, los accesorios que nos vamos a poner, qué vamos a desayunar, el camino que vamos a tomar para la oficina o para el lugar que tengamos que ir, la estación de radio que nos gusta escuchar y un sin fin de cosas más.
Es interesante hablar de esto, porque no sólo tenemos que decidir entre cosas que tal vez no nos parezcan trascendentes. Puede ser que no interese mucho si decidimos desayunar un alimento u otro o si nos vestimos de tal o cual manera.
Pero así como hay decisiones simples, también hay decisiones que pueden determinar el rumbo de nuestras vidas. Cosas como, si nos queremos casar, con quién, si lo vamos a hacer por lo civil o por alguna religión, si vamos a vivir en pareja o tal vez preferir la soltería.
Si vamos a estudiar, si deseamos tener una carrera, si preferimos trabajar.
Cuál va a ser nuestro estilo de vida, cómo queremos vivir, qué hábitos vamos a tener y cuáles son los valores que queremos cultivar.
En relación a nuestra salud, si tenemos una alimentación equilibrada, respetamos nuestras horas de sueño, dedicamos tiempo para descansar y tenemos momentos de esparcimiento.
Si pensáramos cómo ha sido nuestra forma de vida en relación a nuestras decisiones, tal vez nos daríamos cuenta de que nuestras decisiones han sido correctas o quizá que pudieron haber sido mejores, y si es así, tal vez podamos cambiar lo que se pueda cambiar. Una vez escuché en una conversación que le comentaban a alguien famoso, que seguramente era muy feliz porque podía tener muchas casas, mujeres, autos, viajes y que podía ir a los mejores restaurantes. El contestó: sí, puedo tener acceso a todo eso, pero sólo puedo vivir en una sola casa, puedo comer sólo hasta llenar mi estómago, puedo tener sólo una pareja estable, puedo viajar a un solo lugar y puedo manejar sólo un carro, igual que cualquier otra persona.
Esto es que a pesar de tener muchas opciones, finalmente debemos elegir sólo una, por lo que en teoría esa elección tendría que ser la mejor, ya que al elegir algo, descartamos todo lo demás.
Al ser decisiones tan importantes, es necesario pensar en que cuando decimos un SI, un NO, un PERDON, o un TE AMO, aunque son palabras que decimos a diario, llevan una gran carga emocional y un gran compromiso, son palabras que significan mucho.
Aceptar o negar puede ser un punto de cambio, disculpar u ofrecer una disculpa, puede cambiar la situación, y por último decir a alguien lo importante que es para nosotros, puede cambiar su percepción de la vida. Estas simples palabras trascienden más allá de lo que pensamos.
Simplemente recordemos cuando hemos pronunciado cualquiera de ellas, qué tanto trascendieron en nosotros, en los demás y en la forma de estar hoy en la vida.
¡Buen fin de semana!