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Hablar de Genaro Garcia Luna es, sin duda, referirnos al más importante personaje de los que representan la antítesis de la política gubernamental eficaz y honesta en materia de preservación de la Paz pública, la participación de ese sujeto provocando intensa infestacion del hampa en las estructuras oficiales de combate al crimen organizado bien podría decirse fue ‘cómo permitir al diablo administrar la actividad religiosa y venta de escapularios’.

Garcia Luna ha sido tildado desde sus épocas de actuación plena en diversos cargos ligados a la seguridad, como un personaje siniestro; se han escrito, -y he sido parte de ello-, miles de líneas ágata en relación a la trayectoria y las “cualidades” de este sujeto; sus relaciones oscuras, turbias y la forma de actuar en lo que se dice ha sido la construcción de la problemática en vez de la resolución de los problemas.

Garcia Luna fue, por decirlo de alguna manera, el hombre más poderoso en nuestro país en materia de seguridad durante los sexenios de Vicente Fox y de Felipe Calderón, encargado de la estrategia contra el narcotráfico, primero como director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), y posteriormente como secretario federal de Seguridad Pública, cuando se declaró la famosa y sangrienta guerra contra los carteles de la droga, que según estimaciones dejó cerca de 300 mil víctimas entre muertes y desapariciones.

En la reciente detención de Genaro García Luna en Estados Unidos, -imputado “por tres cargos por conspirar para traficar cocaína y un cargo por hacer declaraciones falsas”, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos-, jugó un papel preponderante Jesús “El Rey” Zambada, quien en un tribunal estadounidense declaró, Garcia Luna habría recibido millones de dólares en sobornos del capo del cártel de Sinaloa, Joaquin Guzmán Loera “El Chapo”, quien habría también declarado en entrevista a la periodista Anabel Hernández que a su vez, Fox y Calderón recibieron recursos de procedencia ilícita del narco.

Este contexto ha colocado inexorablemente a los expresidentes panistas Fox y Calderón, en una situación incómoda, por decir lo menos, aunque los señalamientos que involucran a García Luna lo relacionan desde que fue coordinador general de Inteligencia de la Policía Federal Preventiva durante el último año del gobierno priista de Ernesto Zedillo.

Ahora bien, no se puede recordar a García Luna, y dejar de mencionar a quien fue segundo de abordo en la Secretaría de Seguridad Pública en el régimen de Felipe Calderón, Monte Alejandro Rubido García, quien posteriormente fue contratado por el ex presidente Enrique Peña Nieto, como titular del área más importante de la nación en materia de seguridad tras haber cortado la cabeza a su primer secretario en este tema, el doctor Manuel Mondragón y Kalb.

Rubido García, se desempeñó como titular de la Unidad de Gobierno de la Secretaria de Gobernación, (SEGOB), el 20 de marzo de 2014, fue nombrado titular de la Comisión Nacional de Seguridad en sustitución de Manuel Mondragón y Kalb por Enrique Peña Nieto. Fue uno de los fundadores y secretario general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). Fue subsecretario de Prevención del Delito de la extinta Secretaría de Seguridad Pública Federal y secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.

Genaro García Luna ha sido ampliamente señalado y de una forma absurda se ha pretendido defenderlo por quienes colaboraron en el régimen a cargo de Vicente Fox, pero más especialmente por quienes fueron sus compañeros al más alto nivel en el Calderonato.

En tanto, Felipe Calderón ha tratado en vano de desligarse de cualquier tipo de situación de las que ahora están haciéndole crisis a su antes esbirro, quien al terminar el sexenio se jactó de retirarse de la vida pública, y se instaló pomposamente en Florida a cargo de, se dice, cinco o seis establecimientos gastronómicos de lujo que él mismo decía atender.

Al llegar Peña Nieto a la presidencia de México, causó extrañeza que después de haber sido como candidato un férreo crítico de la seguridad en el sexenio que le antecedió, no señalara y mucho menos procediera en contra de García Luna, aunque todo habría formado parte de un acuerdo para a cambio otorgarle la prioridad del consulado de México en Milán a quien terminó siendo la última titular de la Procuraduría General de la República, Marisela Morales Ibáñez, pero además nombrando como responsable máximo de la Seguridad Nacional después del efímero paso de Manuel Mondragón a nada menos que al segundo personaje en importancia al mando de la Seguridad de Felipe Calderón bajo la égida de García Luna, el siniestro Monte Alejandro Rubido, de ahí que sea muy difícil desligar de muchas de las acciones y omisiones criminales que se señalan tanto a Vicente Fox como a Felipe Calderón, incluyendo al propio Peña Nieto.

Ahí queda el señalamiento que en su momento hizo el gobierno norteamericano cuando se refería a García Luna como el mejor policía de la historia moderna de México. Y ahí queda ahora su realidad. Pero no debe quedar simplemente en festinar sino señalar que tiene derecho a un proceso digno y debido, sino que México debe también ultimar o encarar las pesquisas para hacer las carpetas de investigación correspondientes y revisar todo lo que esté al alcance para procesar igualmente en México a García Luna y seguramente también a Monte Alejandro Rubido, sin menoscabo de otros personajes que deben ser revisados en su actuación u omisión, como el caso de Luis Cardenas Palomino, Policía excolaborador de la Secretaría de Seguridad Pública federal de México, quien además fue Jefe del Grupo de Secuestros de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), Coordinador de Inteligencia para la Prevención del Delito de la Policía Federal, Director General Adjunto de la Policía Judicial Federal, Director general de Investigación Policial de la AFI, Director de intercepciones, y Director de seguridad regional entre otros cargos, quien cuenta con un oscuro expediente y cuya trayectoria en cargos ligados a la seguridad pública a nivel federal ha sido de la mano del mismo grupo en el que se incluye a García Luna, Rubido, y que de forma sólida se les liga con Fox , Calderon y Peña Nieto , máxime que como una parte toral de la cadena de vinculación está el que Cárdenas Palomino está ligado incluso por parentesco a quien fuera influyentísimo Consejero Juridico de la Presidencia de la República con Enrique Peña, el abogado Humberto Castillejos.

De hecho, ha trascendido que otros nombres de cercanos a este grupo ya mencionado, estarían siendo investigados como Maribel Cervantes, Facundo Rosas, Javier Garza Palacios y Armando Espinosa, por posibles conexiones con organizaciones criminales.

La historia en torno a García Luna seguramente debe continuar, no debe quedar solo en una anécdota o en una elucubración.

Sobre la cooperación con el vecino país del norte habrá que destacar es oportuna, en razón del señalamiento como terroristas a los carteles que pretendía imputar el presidente Donald Trump y con ello la posibilidad de realizar actividades para inmiscuirse en la vida de la nación mexicana, por esta determinación que ha quedado atrás supuestamente con este nuevo esquema de coordinación.

De cualquier forma. Mexico debe ir a fondo con el tema de la responsabilidad de García Luna y de otros personajes incluyendo quienes ocuparon el más alto cargo del poder en México.

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