El Banco de México informó que el país recibió 19 mil 74.92 millones de dólares en remesas entre enero y junio de 2020, lo que representó un aumento de 10.55 por ciento respecto al mismo periodo de 2019, pese a las afectaciones por la pandemia de la Covid-19. Solo en el mes de junio los trabajadores inmigrantes enviaron dinero a sus familias en México, por 3 mil 556 millones de dólares, lo que significó un incremento de 5.25 por ciento con respecto a mayo de este año.

El fenómeno migratorio y su relación con las remesas que envían los trabajadores migrantes a sus lugares de origen cada día tiene más importancia para la economía y el sustento de familias en muchas regiones del país, tanto por la pérdida de fuerza de trabajo como por los efectos multiplicadores que generan esos recursos.

La mayoría de los hogares mexicanos receptores de remesas se caracterizan por pertenecer, en primer lugar, a localidades de tipo rural, con alto grado de marginación, además de que el nivel promedio de escolaridad de los jefes de familia es apenas de primaria.

La apertura comercial que se dio con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAM), entre Estados Unidos, Canadá y México, en 1994, incluyó la liberalización comercial de los alimentos procesados y no procesados, con lo que se generaron condiciones de competencia inequitativa para el mercado agrícola nacional, provocando que los pequeños productores rurales del país fueran los más desfavorecidos. Debido a eso, México ha perdido más de dos millones de empleos en el campo, lo que provocó que se incrementara aún más la migración de personas, sobre todo a los Estados Unidos gracias a la libre importación de productos agropecuarios, al tiempo que creció la dependencia con el exterior en alimentos básicos como maíz amarillo, trigo, frijol, carne y leche.

Las recurrentes crisis económicas que se dieron en México en la década de los noventa del siglo pasado, el rezago agrícola, el bajo crecimiento de la economía mexicana de los últimos años (que crea muy pocos empleos y mal remunerados), la inseguridad que inhibe la producción y el hecho de que la economía estadunidense demanda más mano de obra debido a que ha tenido auges importantes en los últimos veinte años, descontando la leve contracción que se dio a principios del presente siglo y la crisis del 2009 en que se vieron envueltas muchas economías de diferentes naciones del mundo incluyendo la economía del país y de los vecinos del norte, ha provocado un incremento migratorio desde México a Estados Unidos, no sólo de trabajadores del campo, sino también de habitantes de regiones urbanas.

Las remesas familiares conforman el grueso de los ingresos que se reciben. Estas remesas son enviadas por los migrantes a sus familias para sostenimiento, y es gastado para consumo de alimentos, bienes duraderos y no duraderos, así como para el mejoramiento de condiciones de vivienda, y casi no se invierte en proyectos productivos ni para ahorro, por lo que sí mejoran las condiciones de vida de los receptores directos de estas, pero no contribuyen en casi nada al desarrollo regional de las zonas a donde se envían.

Las divisas que envían los migrantes al país también son un factor importante para la política macroeconómica del gobierno mexicano, sobre todo en lo referente a la balanza de pagos, ya que las remesas que envían los migrantes desde el exterior tienen efecto positivo al no permitir el que se ahonde el déficit en la cuenta corriente del país; pero las remesas también presentan un aspecto negativo al incrementarse las importaciones, ya que estas divisas son utilizadas para la adquisición de productos duraderos y no duraderos de importación que incrementan el déficit en la balanza comercial.

Las reservas internacionales del país también se ven beneficiadas con el incremento de las remesas, ya que éstas contribuyen a que se acumulen más divisas, que dan confianza a la inversión extranjera, también proporcionan estabilidad al tipo de cambio, protegiendo al peso mexicano de depreciaciones abruptas y contribuyendo a ser un factor de la política anti inflacionaria, al tener un tipo de cambio estable, lo que facilita la adquisición de mercancías del exterior.

Los estados con mayor dependencia de remesas medidas en relación como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) son: Michoacán, donde el 7 por ciento de su PIB son remesas, así el bienestar de esta entidad depende mucho de los envíos de dinero, el segundo estado más dependiente de estas divisas es Guerrero, con remesas de 6.8 por ciento en relación al PIB local; seguido por Oaxaca con 5.6 por ciento de remesas, Zacatecas 4.5 por ciento y Guanajuato con 4 por ciento en relación al PIB estatal.

Los migrantes michoacanos que están en los Estados Unidos han formado grupos que se han organizado con diferentes fines, entre los que se encuentran el envío de las llamadas remesas colectivas, en beneficio de las comunidades de origen del migrante. Estas remesas son utilizadas algunas veces para proyectos productivos y de infraestructura; en el 2002 se instituyó el programa 3 x1 en donde por cada peso que enviaban los migrantes, el gobierno federal, estatal y municipal daba un peso para implementación de proyectos productivos.

El programa 3x1 arrancó en 2003 con un presupuesto de 30 millones 118 mil pesos para la ejecución de cinco proyectos productivos, 58 de infraestructura social y uno de ornato; la población beneficiada fue de 53 mil 633 personas, pertenecientes a 50 municipios.

El gobierno federal y el Banco de México, que son los responsables de la política monetaria deben replantearse su estrategia en lo que respecta a las remesas, y no sólo ver éstas para la acumulación de reservas y para prevenir ataques al peso y la estabilidad cambiaria subsidiando divisas a menor precio a las grandes corporativos.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo hace unos días que los programas para ayudar a los más pobres y las remesas han apoyado para que la economía en el país no haya sufrido grandes estragos por la pandemia del coronavirus pese a la caída del 18.9 por ciento del PIB en el segundo trimestre de este año, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Las remesas son de gran importancia para muchos hogares del país y es el único ingreso con que cuentan miles de familias para paliar la crisis económica derivada de la pandemia de Coronavirus.

El gobierno de la Cuarta Transformación tendría que idear un programa que fomente el ahorro y la inversión en proyectos productivos de las remesas que provoquen que los habitantes del país se queden en su lugar de origen y no tengan la necesidad de exponer su vida al emigrar a Estados Unidos para encontrar trabajo y una mejor vida lejos de su tierra.